10/1/06

Monfragüe. Caudal de vida


Joaquín Araújo. Monfragüe. Caudal de vida. Consejería de Agricultura y Medio Ambiente. Lunwerg editores. Barcelona, 2005.


La Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de la Junta de Extremadura y Lunwerg editores acaban de publicar un magnífico libro de gran formato firmado por el naturalista Joaquín Araújo.

El libro se titula Monfragüe. Caudal de vida y se edita en la perspectiva de un futuro inmediato en el que el Parque Natural de Monfragüe será declarado Parque Nacional, con lo cual aumentarán las garantías de conservación de un espacio único en Europa.
A ese compromiso y a ese reconocimiento contribuirá sin duda un libro como este, en el que un naturalista de prestigio como Joaquín Araújo nos ayuda a conocerlo mejor y a situarlo, con sus propias palabras, en el lado transparente de la realidad.
Así, con palabras brillantes y limpias como el paisaje y con imágenes luminosas se construye este viaje hacia la luz, hacia la belleza natural de un espacio habitado y vivo, entre la roca que el mar creó hace más de quinientos millones de años y las aves y las plantas que lo renuevan cada año bajo un aire tan limpio como el de la prehistoria.
Un aire en el que crecen las raíces del pájaro que canta secreto en la fronda recortada contra un cielo transparente.
El aire iluminado en el limpio cristal del horizonte, el aire transitado por los buitres, penetrado por la grulla y la cigüeña negra.
Los frutos leñosos del bosque con el cárabo mimetizado en los troncos, el esplendor floral en las dehesas, el aire que encuentra freno en la piel de la roca y en la silueta de la abubilla o el color encendido del abejaruco.

Y donde acaba el aire, el lugar para la jara y el acecho de la mantis. Las tierras que andan, el sitio del reptil y el ciervo, la liebre y la garduña, el jabalí y el lince.
Y el agua, el aire mojado de las aguas caudales, tranquilas o en cascadas, el agua penetrada por las aves fluviales, el cormorán o la garza real.
Y al final un paisaje humanizado, donde deja su huella la mirada y la mano forestal del hombre, la estirpe ganadera que puebla estas orillas y estos pueblos y su luz habitable.

Estas palabras quieren ser más que una reseña un indicio del tono emocional de un libro como este, de una enorme belleza recogida en palabras e imágenes que intentan aprehender un paisaje conmovedor y único.

Santos Domínguez.