24/4/06

Los cien táleros de Kant


Pietro Emanuele.
Los cien táleros de Kant.
Alianza Editorial. Madrid, 2006.


Cien táleros llegó a contar Kant en un sueño venal alimentado por una casta soltería. A diferencia del dinosaurio, tan persistente él, cuando se despertó, las cien monedas ya no estaban allí y Kant las seguía buscando en sus bolsillos.

Este ejemplo y otros como el del Dios relojero de Leibniz o el alfiler que cree haberse tragado la dama impresionable de la que nos habla Montaigne en sus Ensayos son algunos de los que Pietro Emanuele ha recogido en Los cien táleros de Kant. La filosofía a través de los ejemplos de los filósofos.

Para quienes no saben todavía que la metafísica es un subgénero de la literatura fantástica o una forma alternativa y evolucionada del pensamiento mágico, leer Los cien táleros de Kant será un agradable descubrimiento.

Relatos, parábolas, imágenes se recogen en este libro que acaba de publicar Alianza Editorial en su colección de bolsillo y articulan un recorrido por la filosofía a través de cincuenta ejemplos organizados en tres partes. Cincuenta atajos narrativos para adentrarse en la desnuda densidad de los conceptos, entre el mito y lo cotidiano, la razón y el ingenio, la excentricidad del psicoanálisis, el exceso de los lingüistas contemporáneos y los vuelos prometeicos y pindáricos de la ciencia ficción .
Pietro Emanuele, su autor, selecciona esos cincuenta relatos y los comenta con sabia ironía, humor e inteligencia. No es una introducción a la filosofía, ni falta que hace, sino una antología del ingenio, de la lógica y de la imaginación, del pensamiento y del truco narrativo.
Entre el previsible y paradójico relato de Aquiles y la tortuga y el té caliente que hizo hablar al pequeño lord, entre Zenón y Chomsky, los filósofos muestran su vocación por el relato, su capacidad como contadores de historias: la apología de una adúltera hechizada por la palabra, la cicatriz de Ulises, un elogio senequista de la apatía, un parricidio fallido, el asno de Buridán, un hombre absurdo que agobiado por las adversidades juega a la pelota, la calavera de Hamlet que espantaba a Hegel...

Y así hasta la semilla de un relato policial: un dedo aprieta el gatillo: ¿es premeditación?

Es la filosofía puesta a orear al aire limpio, que la ventila de la peste del cirial escolástico y de la supersticiosa y excesiva creencia en la razón.

Y entre Zenón y Chomsky, por encima del tiempo, esa constante trayectoria narrativa de la filosofía desde el pensamiento mágico a la pura construcción verbal de parte de la filosofía contemporánea.

Esto es lo que no entendió el autor de El mundo de Sofía, que quiso añadir un hilo narrativo a ese libro que le quedó algo infantilón. Aquí no hay ese peligro ni el lector tiene la sensación de que le estén tratando como si fuera bobo.

Santos Domínguez