28/4/06

Sonetos de Shakespeare




Monumento de Amor. Sonetos de Shakespeare.

Versión, edición y notas de Carmen Pérez Romero.
Edición bilingüe. Textos UEX.
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura.
Cáceres, 2006.


Veinte años después de publicada una primera edición de este Monumento de amor, se presenta una nueva versión corregida y ampliada de los Sonetos de Shakespeare de la profesora Carmen Pérez Romero que edita el
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura.
Rodeados de misterio desde la primera edición de 1609, los sonetos son, como nos recordaba Wordsworth, la llave con la que Shakespeare nos abre su corazón. Pero la enigmática dedicatoria, la ambigüedad sexual o el pansexualismo declarado de muchos de ellos dedicados a un hermoso joven, la dama oscura y secreta a la que se dirigen otros, su tono a veces intimista y a menudo escabroso, han contribuido a aumentar el misterio que rodea la vida de Shakespeare y sus relaciones amorosas.
O han sido la base de las lecturas más mojigatas que defienden la impersonalidad de estos textos, la ausencia de alusiones biográficas, la idea en definitiva del personaje poético, del speaker poet.
¿Dónde encontrar a Shakespeare en Shakespeare?, se preguntaba Bloom antes de descartar en los Sonetos el material autobiográfico, antes de decirnos que habría que ser el mismísimo diablo para encontrarlo ahí.
Se enfoquen de una manera o de otra, los sonetos son la narración de dos fracasos tras dos historias amorosas (el amigo y la mujer morena) que se abordan en su
proceso y en su desarrollo. Hay más cosas en los sonetos, claro: las rivalidades amorosas se confunden con las poéticas y hay un refinamiento amoroso que va más allá del petrarquismo y un envidiable equilibrio, tan inglés, entre sentimiento y pensamiento.

La mayor complicación que plantean los sonetos a la hora de traducirlos es la frecuencia de los monosílabos. De ese escollo, de esa dificultad se lamentan todos los traductores de los sonetos. Eso hace imposible mantener el endecasílabo en la traducción al español y a menudo es la excusa para hacer las traducciones en prosa.
Y en este aspecto es en el que esta versión de los sonetos es especialmente atractiva. En una decisión en la que se combinan el rigor y la valentía, Carmen Pérez Romero opta por la traducción en verso. Por el alejandrino y por el serventesio, que acreditaron en los sonetos en español los modernistas. Y sale del empeño, arriesgadísimo, con brillantez asombrosa, porque (aunque no tengo para el inglés, como es natural, el mismo oído que para el español), tengo la impresión de que el ritmo de la traducción se acerca al del original. O dicho de otra manera, creo que la música de los versos de un soneto inglés está más cerca de la línea melódica de base heptasilábica que del endecasílabo español o italiano. Igual estoy equivocado y es solo un espejismo provocado por la sugestión de una buenísima traducción.
Tomo casi al azar un verso, el que cierra el magnífico soneto 127, el primero de la serie dedicada a la dama oscura:
That every tongue says beauty should look so // que la hermosura, dicen, debiera ser morena.

No creo que ese verso se pueda traducir mejor, que se pueda captar mejor el espíritu de la letra.

Las notas a pie de página, excelentes y comedidas, iluminan el texto con sabiduría y sensibilidad, las dos mejores armas para afrontar un empeño tan lleno de peligros y acechos como este.
Como edición corregida y ampliada se anuncia esta reedición que es casi una nueva edición. Mejorada, tiene que añadir el lector, tanto desde el punto de vista de la revisión de los textos y las notas como desde el mero enfoque editorial del libro y de la colección de la que forma parte, que se ha mejorado de forma muy notable, con la elegancia que se podía esperar de un amigo de los libros y de la literatura como su director Miguel Ángel Lama.

Santos Domínguez