10/10/06

La novela del corsé


Manuel Longares.
La novela del corsé.
Seix Barral. Barcelona, 2006


El 31 de diciembre de 1979, Carmen Martín Gaite saludaba en Diario 16 la aparición "de un libro realmente espléndido", La novela del corsé, de Manuel Longares, que publicaba Seix Barral, la misma editorial que acaba de reeditarla.

Era la primera novela de quien habría de revelarse con el tiempo como uno de los narradores más sólidos de los últimos treinta años. Novelas posteriores como Soldaditos de Pavía (1984) y sobre todo las dos más recientes y portentosas, Romanticismo (2001) y Nuestra epopeya (2006) así lo han ratificado.

Era por tanto no sólo oportuna, sino casi imprescindible la recuperación de esta primera novela que desde aquel ya lejano 1979 no se había reeditado y de la que sólo quedaban restos descatalogados en librerías de viejo.

La novela del corsé es una obra atípica. Metanovela y artefacto narrativo han sido algunos de los términos utilizados para clasificarla. Inútilmente, porque este es un libro que escapa a cualquier clasificación convencional.

Tomando como base el auge de la novela erótica en España entre 1890 y 1930, Manuel Longares mezcla el talento y la inventiva, la documentación y el humor para construir un texto que participa de la novela y del ensayo, con sus consiguientes notas y bibliografía, hasta el punto de que recuerdo haberlo visto citado alguna vez como el mejor análisis de la novela erótica española.

Paráfrasis sutil, imitación irónica del estilo ampuloso y efectista de ese subproducto literario, del que se aprovechan textos y fragmentos de aquellas novelas eróticas que se integran como citas, La novela del corsé es sobre todo la exploración inmisericorde de una sociedad de sexualidad reprimida, morbosa y enfermiza, la que aparecía en las novelas de Felipe Trigo, de Jacinto Octavio Picón, de Alberto Insúa o Emilio Carrere.

No es una casualidad, creo, que la decadencia de ese tipo de novelas ocurra a partir de 1931, cuando las costumbres y los comportamientos sexuales empezaron a cambiar con la llegada de la Segunda República.

Aquellas novelas eran los sinapismos del priapismo. Y así se titula la primera parte de esta obra. Entre ese planteamiento inicial y la demostración de que hacer el amor se paga, de la quinta parte, se van sucediendo ojos que no ven y corazones que no sienten, prácticas sexuales en las que el contacto desconecta o un amor perdido y no hallado en el templo. Todo ello en un ambiente irrespirable de neurosis y mujeres mancilladas, de lobas de arrabal en aquella España del cuplé, de enfermiza voluptuosidad. Una España sórdida y rijosa, con doble moral y adulterios, con fetichismo y ludibrio. Una sociedad de pornógrafos y orquíticos que se pirraban por lo verde.

Irónico y documentado análisis de la novela sicalíptica de comienzos del siglo XX, por encima de esos límites circunstanciales, La novela del corsé es un alegato intemporal contra los tabúes y las represiones de una moral escabrosa e hipócrita que daba lugar a vidas secretas, a mantenidas y prostíbulos y a muchachas decentes que llevaban la dignidad pendiente de una membrana que acreditaba su honestidad de vírgenes terribles en una sociedad quizá más decente, sin duda más hipócrita, más enferma, más sucia.

Pero en primer lugar, y por encima de cualquier otra consideración, este es un libro magníficamente escrito. Está aquí ya presente, más que el novelista creador de mundos y ambientes, el excelente prosista que es Longares, su dominio excepcional de la frase, su altura estilística inusual en una obra primeriza como esta, su prosa excepcional, de una calidad que sólo alcanzan unos pocos privilegiados como él.


Santos Domínguez