17/5/07

Cuentos de Ribeyro


Julio Ramón Ribeyro.
Cuentos.
Edición e introducción de Ángel Esteban.
Austral Narrativa. Madrid, 2007.


Hace casi diez años que Espasa Calpe publicaba la primera edición de esta antología de cuentos de Julio Ramón Ribeyro, que reaparece ahora en la rediseñada colección Austral narrativa.

Con una introducción de Ángel Esteban sobre el cuento hispanoamericano en la perspectiva del boom, sobre Ribeyro y sus demonios personales y literarios, el volumen recoge una muestra de veintiséis relatos. Menos el último, La careta, todos forman parte de las distintas entregas que con el título La palabra del mudo han ido recogiendo los casi cien relatos que constituyen la obra narrativa corta de Ribeyro.

Casi un tercio de esos relatos los recoge esta amplia antología en la que está el mejor Ribeyro, el heredero de Kafka, el discípulo de Borges y el creador de uno de los mundos literarios más personales e interesantes de la narrativa hispanoamericana contemporánea.

Están en este volumen los relatos de más calidad del peruano y también -ese ha sido el segundo criterio de selección- aquellos que mejor reflejan su universo literario, su actitud vital, su ideología o su variedad técnica.

Entre lo autobiográfico y la mirada crítica o escéptica, los relatos seleccionados por Ángel Esteban constituyen una muestra representativa del autor de cimas como Los gallinazos sin plumas o Sólo para fumadores.

Son relatos apoyados en una sólida técnica y en una reflexión constante que se plantea los límites y las características técnicas de un género más mostrativo que didáctico. De esa reflexión surgió un decálogo que reivindicaba el interés de la historia y miraba hacia el lector con afirmaciones como estas:

El cuento se ha hecho para que el lector pueda a su vez contarlo. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada y si es inventada, real.

Entretener, conmover, intrigar o sorprender son algunos de los objetivos que Ribeyro propuso en el decálogo. Y estos cuentos, a menudo abiertos y siempre brillantes, son su demostración eficiente. Desde el inicial Los gallinazos sin plumas al maduro Sólo para fumadores, en cuarenta años de dedicación insistente y brillante a la narrativa breve con una pericia narrativa que pasa por dos momentos, por dos modalidades sucesivas: la modalidad inventiva que domina en sus primeros libros y la modalidad evocativa que se va imponiendo a partir de los años ochenta en sus relatos.

El prólogo sitúa la obra de Ribeyro en su contexto hispanoamericano y hace oportunas observaciones sobre el escepticismo vital del peruano y su proyección sobre la figura del narrador, sobre el reflejo de los cambios sociales y las diversas formas del desarraigo social y personal de Ribeyro, sobre su ironía, su humor y su amargura.

Es la imprescindible recuperación de una lectura imprescindible.

Santos Domínguez