20/5/07

Pétalo carmesí, flor blanca


Michel Faber.
Pétalo carmesí, flor blanca.
Traducción de Jaime Zulaika.
Compactos Anagrama. Barcelona, 2007.


Ambientada en el Londres del s. XIX, Pétalo carmesí, flor blanca, la amplia e intensa novela que acaba de publicar Anagrama en Compactos, su colección de bolsillo, es en gran medida un homenaje a Dickens y a la novela victoriana, aunque la ausencia de propósito didáctico o moralizante permite que su autor, Michel Faber (Holanda, 1960), ahonde en la complejidad psicológica y ética de los personajes, cuya carga simbólica no tiene la importancia que tuvo en las novelas del autor de Oliver Twist.

Los de Pétalo carmesí son personajes fríos en quienes la astucia pesa más que el sentimiento y la inteligencia más que la sensibilidad. Personajes complicados y contradictorios, con muchas aristas morales y en los que la relación con el sexo, el asunto central del libro, es tan compleja como su comportamiento.

Nada de simplificaciones, pues, en el tratamiento de unos personajes en principio intachables que practican transgresiones, y al contrario: personajes abyectos que en un determinado momento tienen comportamientos imprevisiblemente generosos.

Estructurada según el esquema del folletín clásico, el autor asume ese modelo para forzarlo según la óptica de la posmodernidad, en torno a la protagonista Sugar, la prostituta que cuando comienza la novela tiene 19 años y ejerce la prostitución desde los trece. Asombrosamente culta y refinada, ama su oficio y ejerce una fuerte atracción sobre un escritor rico y mediocre.

La posesión, la relación de dominio de un sexo sobre otro, se convierten en el centro de una novela que mantiene con facilidad la atención del lector con una ambientación bien documentada que representa la totalidad de la vida, desde lo sórdido a lo sublime, desde el idealismo al materialismo, los instintos y la inteligencia.

Pétalo carmesí, flor blanca es una reunión de tendencias y técnicas novelísticas con una estructura tradicional y un narrador omnisciente que controla la acción desde la primera a la última página.

El traductor, Jaime Zulaika, vuelve a acreditar su eficiencia al trasvasar la obra al castellano.

Mayra Vela Muzot