6/10/07

Reparación


C. K.Williams.
Reparación.
Traducción de Jaime Priede .
Bartleby. Madrid, 2007.


Bartleby publica por primera vez en España un libro de C. K. Williams (Nueva Jersey, 1936): Reparación, que obtuvo el Pulitzer de Poesía en el año 2000, con traducción y prólogo (C. K. Williams: Una música diferente) de Jaime Priede.

C. K. Williams inició su actividad literaria en el terreno del relato y ese origen ha dejado su huella en un estilo discursivo, en la vocación narrativa de sus versos. Versos largos que acercan el poema a la textura sintáctica de la prosa y evocan, con su mirada minuciosa y penetrante, un mundo de asociaciones que levantan la consistencia del poema como propuesta estética y como respuesta moral a la realidad:

Y en nuestro grito al cosmos, elevar nuestra exasperación
ante lo imperfecto, nuestras teodiceas, ideales traicionados:
mantener la dura pulpa de ira dentro de nuestra propia ira,
y con ella encender, confrontar, acusar, lamentar
toda esa necesidad de desagravio para tanto deseo absurdamente frustrado.

Poeta y traductor de Sófocles, Ponge o Zagajewski, los poemas de C. K. Williams son el resultado de un lento proceso de maduración en el que cada texto adquiere una música propia:La cosa más interesante que se puede decir de un poema es que no existe hasta que no tiene su música. Cada poema tiene una música. Y hasta que no la tiene, no es un poema.

Un ritmo que -como señala Jaime Priede en su prólogo- se apoya en la medida, pero es también imagen y sentido, visión del mundo y tono de voz. El desbordamiento expresivo de estos textos, resultado de la vehemencia del recuerdo o de la queja, convierte la poesía de Williams en una forma de asumir la realidad y en un consuelo, en la reparación del daño del ser y el existir a través de un pasado que se trae constantemente al presente de la evocación:

Pero ahora surge un atisbo de distracción; ¿será que este momento está ya llegando a su fin?
No importa: deja que se inclinen los cipreses, que siempre
las suaves brisas sean su aplazamiento.
Otra oleada barre la bahía aún en calma; todo se agita, todo se sostiene.

Una poesía urbana con patios sombríos, trenes y graffitis o callejones sin salida. En esos poemas la materia trivial, lo cotidiano, es la base de un recuerdo sensorial, de una reconstrucción del pasado mediante las sensaciones de la infancia o la adolescencia, que regresan como de un tiempo circular para reconciliarse con lo que somos y lo que fuimos.

Santos Domínguez