23/1/09

La voz de la piedra

José Domínguez Gil.
La voz de la piedra.
Lorca y la “muerte oscura” del verbo.

Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Extremadura.
Cáceres, 2008.

Hay ensayos como este que surgen de una larga coexistencia con la poesía. No de una simple lectura o de una lectura técnica y distante, sino de una asimilación tan honda que el lector la ha incorporado a su vida antes de escribir el libro.

De esa convivencia, de esa cohabitación de José Domínguez Gil con la poesía de García Lorca habla Andrew A. Anderson en el prólogo que ha escrito para presentar La voz de la piedra, que edita el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura.

Este libro es el resultado de esa convivencia. Preparado lentamente, en una labor de años, es el fruto de una labor de exploración en la raíz telúrica de la literatura de Lorca, autor de una obra de enorme coherencia en su entramado verbal y en la elaboración de su mundo simbólico.

La voz de la piedra proyecta el foco de su análisis sobre la poesía del granadino y hace del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías su paradigma. Se trata de una indagación profunda, de una prospección en el subsuelo poético de García Lorca y de una iluminación sobre su obra a través de los hilos conductores que la recorren.

Y es que la obra de Lorca explora una realidad que gusta de esconderse, como señalaba Heráclito el oscuro en la cita que José Domínguez elige para abrir un estudio que parte de la idea machadiana de que todo poeta supone una metafísica. A esa metafísica implícita apuntan muchos de los textos poéticos y de las conferencias de Lorca.

Y a dilucidarla se dedica este ingente trabajo que ofrece una lectura coherente y abarcadora de la totalidad de la obra lorquiana. Desde el Poema del cante jondo a Poeta en Nueva York, del Romancero gitano al Diván de Tamarit y de las Suites al Llanto por Ignacio Sánchez Mejías hay una unidad de concepción en una estética dialéctica que busca la integración de contrarios.

Con un diseño circular que arranca de una referencia a la primera sección del Llanto - La cogida y la muerte- y culmina con un estudio de las imágenes de la elegía al amigo muerto, el ensayo aborda la presencia de unos ejes simbólicos en los que se sustenta la literatura lorquiana: la muerte oscura en el Romance del emplazado o el Diálogo del Amargo, la muerte de luz en el romance cordobés de San Rafael o arquetipos como el de Narciso, central en su poesía.

Una poesía que se alimenta de arquetipos ancestrales sobre la vida y la muerte, sobre el tiempo y el arte, en una integración de poesía y antropología, de lo apolíneo y lo dionisiaco a través de mitos paganos y cultos cristianos que une a Sócrates y a Cristo, a Santiago y a Venus, a Mercurio y San Rafael.

El estudio de José Domínguez culmina en el análisis minucioso de las imágenes del Llanto con un método ecléctico y una perspectiva abierta que es la más indicada para abordar unos textos complejos, a medio camino entre la poesía pura y la impura.

Santos Domínguez