21/1/09

Su satánica majestad, Aleister Crowley



Martin Booth.
Su satánica majestad, Aleister Crowley.
Traducción de Julieta Lionetti.
Melusina. Barcelona, 2008.


Aleister Crowley (1875- 1947), experto en esoterismo, novelista, poeta y ensayista, alpinista y mago, es uno de los personajes más curiosos y subversivos de la Europa del pasado siglo.

Lennon lo inmortalizó incluyéndolo en la portada de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band y los Rolling Stones compusieron su Simpathy for the Devil inspirándose en la imagen satánica de un personaje a quien muchos consideran el hombre más perverso del mundo.

Incapaz de dejar a nadie indiferente, Crowley ha suscitado siempre opiniones encontradas: desde los que lo descalifican como un impostor vendedor de humo a los que lo ven como un profeta de la cultura hippye con su defensa de las drogas y la libertad sexual.

Fue un huérfano precoz, heredero de una familia acomodada. Sus padres y las tías que se hicieron cargo de su formación pertenecieron a una secta fanática -La Hermandad de Plymouth- que marcó su infancia y provocó un rechazo radical de Crowley del cristianismo. Aquel joven malcriado en un entorno sectario no tardó en dilapidar la fortuna familiar.

Lo explicaba él mismo: Me enseñaron a esperar todos los lujos posibles. Nada era demasiado bueno para mí (...) Cuando entré en poder de mi fortuna (a los veintiún años) no estaba preparado en absoluto para usarla con la prudencia habitual, y todos los vicios inherentes a mi educación encontraron el terreno apropiado para desarrollarse.

Inició su actividad como mago en 1898, mientras estudiaba en Cambridge, y como el poeta WB Yeats, ingresó en la Orden Hermética del Amanecer Dorado. En Crowley la magia es una actividad ligada a la voluntad y asociada a un uso compulsivo del sexo como fuerza creativa.

Haz tu voluntad, esa es toda la ley fue su primer mandamiento. Y toda su vida fue una materialización práctica de esa norma.

Bisexual y heroinómano, ajedrecista y viajero, exhibicionista y provocador, Crowley escribió una gran cantidad de obras y opúsculos de temas y géneros variados: Literatura erótica, poesía filosófica, tragedias, una novela en verso, ensayos y tratados esotéricos, un pentagrama para ganar la guerra, textos autobiográficos y autohagiográficos.

Creó un sistema que denominó Iluminismo Científico cuyo lema era El método de la Ciencia, el objetivo de la Religión.

Además generó una enorme cantidad de bibliografía sobre su obra y su figura deslumbrante y paradójica. De entre esa abundancia de títulos sobre Crowley, la biografía de Martin Booth (Su satánica majestad, Aleister Crowley) que apareció en el año 2000 y ahora publica en español la editorial Melusina es probablemente la más completa. Desde luego la más imparcial y equilibrada de las muchas obras que ha provocado un personaje extravagante que para unos no pasa de ser un degenerado con dotes de charlatán y para otros un teórico del ocultismo y un mago práctico con dotes mediúmnicas.

Somerset Maugham lo retrataba así en El mago: Me han contado que en su juventud era muy bien parecido, pero cuando yo lo conocí estaba gordo y su pelo raleaba (...) Era un farsante, pero no del todo un farsante (...) Era un mentiroso y un fanfarrón impúdico, pero lo curioso es que realmente había hecho algunas de las cosas de las que se jactaba.

Quienes lo recordaban en México contaban que se exhibía en sus paseos con una corona dorada y una capa escarlata, convencido de su invisibilidad. Un tiempo antes había escrito esta frase que podría explicar su comportamiento y su obra: La vida es un juego, aunque a veces la tome en serio por lo real que parece.

Tras mantenerse durante años a base de una dieta de leche, coñac y heroína, acabó muriendo en una residencia de Hastings, como consecuencia de un fallo cardiorrespiratorio. La enfermera que lo atendió pudo oír las que fueron sus últimas palabras: A veces me odio a mí mismo.

Y un dato curioso para terminar la reseña de esta interesantísima biografía que se lee como una novela, como una versión divertida del profeta del satanismo contemporáneo, de un anticristo exhibicionista y aventurero: Aleister Crowley recomendó a Churchill que hiciera el signo de la victoria (la famosa V hecha con los dedos índice y corazón), tras convencerle de que era una clave hermética de poder que les haría ganar la Segunda Guerra Mundial.


Luis E. Aldave