2/3/09

Relatos de mujeres en lengua inglesa


Fin de siècle:
relatos de mujeres en lengua inglesa.

Edición de M.ª Luisa Venegas,
Juan Ignacio Guijarro y M.ª Isabel Porcel.
Cátedra Letras Universales. Madrid, 2009.


No eran mujeres normales en su época. En aquel crítico cambio de siglo, eran excepciones llamativas y vivieron, lucharon o escribieron -mejor o peor- en una encrucijada que fue más allá del mero cambio de siglos y se convirtió en un radical cambio de contexto. Como todos los procesos históricos y culturales, aquellos años cambiantes y conflictivos eran el resultado de un largo proceso de transformaciones sociales e ideológicas que cambió la literatura y el papel de la mujer en la cultura.

En Fin de siècle: relatos de mujeres en lengua inglesa, que publica Cátedra Letras Universales, se recoge una manifestación significativa de textos que elaboran un nuevo concepto de lo femenino y sus reivindicaciones a través de narraciones cortas escritas en lengua inglesa por dieciocho mujeres de finales del siglo XIX y principios del XX.

Desde Inglaterra hasta Estados Unidos, desde Canadá a Nueva Zelanda, Irlanda, África o Australia, esta antología reúne una interesante selección de relatos escritos por autoras de distintos países anglófonos. Presentados con una amplia introducción, son exponentes del papel de la mujer nueva en una nueva época, textos que reflejan un momento crucial en la historia contemporánea de la literatura y la historia de las mujeres, en una doble reivindicación que defendía su presencia en la vida pública y en la literatura.

Se trata de voces diferentes en calidad, en ambición narrativa, en mundos literarios y en sensibilidades. Junto con narraciones de escritoras conocidas como Katherine Mansfield o Edith Wharton, aparecen aquí otros nombres menores o inéditos en español que completan un conjunto significativo de textos caracterizados por la diversidad de sus propuestas ante un fin de siglo victoriano que se prolongó más allá de lo estrictamente cronológico y culminó en la Guerra Mundial y en sus consecuencias.

A la vez que las sufragistas luchaban por los derechos políticos de la mujer, las escritoras intentaban abrir un nuevo espacio literario, trataban de incorporar su propia voz a la cultura, de plantear temas nuevos o de proyectar una mirada inédita sobre un mundo en el que la mujer ha pasado de la condición de objeto a la de sujeto y paralelamente ha dejado de ser musa para ser escritora. Sobre el fondo urbano de una ciudad que es diversión y espectáculo, la mujer moderna escribe sobre el derecho al voto, sobre la educación, el matrimonio o el trabajo y une reivindicación y relato en unos textos que concretan la escritura de la conciencia femenina y exigen para la mujer un papel activo en el mundo y en la literatura.

Estaban abriendo el camino a futuras escritoras como Virginia Woolf, que En un cuarto propio señalaba el relato corto como el más adecuado a la condición femenina porque era compatible con las tareas domésticas.

Pero la práctica del relato corto fue más que eso: se convirtió en una alternativa estética, en una negación implícita de las largas novelas victorianas y en una defensa de la concentración e intensidad del género narrativo más vinculado a lo contemporáneo y a la introspección.

Entre la diversidad de voces y calidades que recoge la antología, hay algunos relatos verdaderamente memorables. Una garza blanca, de Sarah Ome Jewett, y Despedida, de Charlotte Perkins Gilman, son dos de ellos.


Santos Domínguez