26/3/10

La novela de la memoria


José Manuel Caballero Bonald.
La novela de la memoria.
Seix Barral. Barcelona, 2010.

¿Sabe que miente el que recuerda?, escribió en un verso memorable Caballero Bonald. Sobre esa misma idea de la memoria que inventa lo que escapa al recuerdo escribió entre 1992 y 2001 dos volúmenes ( Tiempo de guerras perdidas y La costumbre de vivir ) que llevaban como subtítulo La novela de la memoria I y II.

Ahora, revisados en su totalidad en 2009, se reúnen en un amplio tomo que publica Seix Barral organizado en tres partes: Tiempo de guerras perdidas, La costumbre de vivir y Olvidos aplazados.

Híbrida de autobiografía y fabulación desde el título, La novela de la memoria arranca de los recuerdos de infancia, familia y adolescencia y se cierra con la muerte de Franco en 1975. Jerez, Sanlúcar, Madrid y Colombia, el Guadalquivir, Doñana y el Magdalena son los escenarios de unas memorias que indagan en la complejidad del recuerdo y en la reconstrucción de un personaje que sólo parcialmente puede identificarse con el propio Caballero Bonald.

Así como sus novelas tienen un importante fondo en la experiencia personal, estas memorias tienen zonas de contacto con el resto de su obra narrativa y con episodios que están en la raíz de sus libros de poesía y explican la unidad de toda su literatura.

El autor, narrador, personaje que se expresa en La novela de la memoria se mueve entre la capacidad narrativa y la intensidad verbal de la poesía para hablar de lo íntimo y lo público, de la literatura, la política y la sociedad, de lo visto y lo oído, de lo vivido y lo leído. Porque todos esos ámbitos aparecen fundidos en los capítulos de esta novela autobiográfica, de esta autobiografía novelada por un narrador autorreflexivo y autocrítico que no pierde de vista las limitaciones de la memoria y recurre a la imaginación para suturar episodios, evocar detalles o retratar a personajes decisivos en la configuración de la literatura española del medio siglo en Madrid y Barcelona, sus dos centros editoriales.

Protagonista destacado y testigo privilegiado de aquel largo y crucial periodo de la historia literaria reciente, Caballero Bonald deja en estas páginas la memoria de aquella época. Y lo hace con la independencia de juicio y la agudeza crítica del lector que se proyecta sobre todo en las dos últimas partes del libro.

En todo caso, no es rigor histórico ni veracidad escrupulosa lo que hay que pedir a una obra tan ambiciosa como esta. Lo que el lector espera es intensidad en el testimonio y coherencia en la versión subjetiva de su tiempo. Y las dos virtudes, combinadas con la verosimilitud, se dan aquí en alto grado, transmitidas con la excepcional calidad de la prosa de Caballero Bonald y con su acreditada pericia para narrar.

Por eso las casi mil páginas del volumen se leen o se releen con asombrosa fluidez como una lección constante de inteligencia crítica, capacidad narrativa y altura estilística.

Santos Domínguez