10/9/10

El árbol rojo


El árbol rojo.
Selección de Andrés Rubio.
Demipage. Madrid, 2010.

Versos para ceremonias laicas es el subtítulo que resume el contenido de El árbol rojo, una suerte de devocionario laico que publica Demipage y en el que Andrés Rubio ha reunido a cuarenta poetas de todas las épocas con más de sesenta textos para ser leídos en voz alta en los distintos ritos de paso.

Así lo explica el antólogo: En una sociedad en la que la fiesta forma parte muy importante de las relaciones, faltan apoyos simbólicos en el proceso de secularización en el que vivimos. Una carencia que este libro intenta subsanar con la mejor herramienta posible: la literatura, y en especial la poesía.

Con una notoria presencia de Whitman, un poeta hímnico y celebratorio, un partidario de la felicidad (Durante cuánto tiempo nos engañaron), la selección de Andrés Rubio convoca textos memorables de Marco Aurelio y Claudio Rodríguez, de Nicanor Parra y Séneca, de Rilke y Juan Ramón, de Kavafis y Cummings.

Palabras afirmativas, celebratorias y consoladoras. Adioses que son un hasta luego, cantos de bienvenida y despedidas profanas como el Blues del funeral, la elegía que W.H. Auden dedicó a su amante muerto. La recordarán quienes vieron Cuatro bodas y un funeral. Esta es la versión de Jordi Doce:

Detened los relojes, descolgad el teléfono,
Haced callar al perro con un hueso jugoso
Y silenciad los pianos; con tambor destemplado
Salga el féretro a hombros, desfilen los dolientes.


Den vueltas los aviones con vuelo inconsolable

Y escriban en el cielo las nuevas de su muerte,
Que lleven las palomas crespones en sus cuellos
Y los guardias de tráfico se enfunden negros guantes.

Era mi Norte y Sur, mi Oriente y Occidente,
Mi día laborable y mi domingo ocioso,

Mi noche, mi mañana, mi charla y mi canción;

Pensaba que el amor era eterno; fui un crédulo.


No queremos estrellas; apagadlas de un soplo;
Desmantelad el sol y retirad la luna;
Talad todos los bosques y vaciad los océanos;
Pues ya nada podrá llegar nunca a buen puerto.

Una reivindicación del espacio laico y de las ceremonias civiles a través de la poesía. Al final del volumen, una selección de piezas musicales clásicas que podrían ser la banda sonora de esos ritos. De Bach a Wagner, de Schubert a Haendel, ese apéndice propone el fondo musical de estas celebraciones de la palabra y la recitación.

Santos Domínguez