6/5/11

Louise Glück. Las siete edades



Louise Glück.
Las siete edades.
Traducción de Mirta Rosenberg.
Pre-Textos. Valencia, 2011.

Al final sólo nos quedó el tiempo como tema, escribe Louise Glück (Nueva York, 1943) en el primer verso de Membrillo, uno de los poemas de Las siete edades, que publica Pre-Textos en edición bilingüe con traducción de Mirta Rosenberg.

Tiempo presente y tiempo pasado, memoria y celebración conviven en Las siete edades convocados por la voz confesional y evocadora de Louise Glück, que entiende la escritura como rescate, como recuperación de lo perdido. Así lo explica en Solsticio:

Lo que sigue a la luz es lo que la precede:
el momento de equilibrio, de oscura equivalencia.
(...)
La brevedad de los días, la oscuridad, el frío del invierno.
Lo llevamos en la sangre y en los huesos: es nuestra historia.

La infancia y la adolescencia, las estaciones del año, los árboles y la lluvia, los veranos o un durazno maduro habitan una poesía que trae el pasado al presente y comunica el mundo exterior con el interior, el paisaje con la biografía, la naturaleza con la historia personal:

Pero me negué a ser
superada por la fruta. Me quedé bajo el árbol,
esperando que mi mente me salvara.
Me quedé allí, hasta mucho después de que la fruta se pudrió.

Y un hilo conductor a lo largo del libro: la tonalidad suave del recuerdo al reconstruir con palabras e imágenes la experiencia del tiempo vivido. Un tiempo recordado en su secuencia concreta de anécdotas y sensaciones que han construido el presente de quien las evoca, de quien al evocarlas las recrea, sin gesticulación ni patetismo, desde la casa de la memoria y la palabra:

¿Qué somos sin eso?

Girando en el universo a oscuras,

solos, temerosos, incapaces de influir sobre el destino...


Santos Domínguez