26/12/11

Cádiz. Edición conmemorativa

Benito Pérez Galdós.
Cádiz.
Edición de Germán Gullón.
Austral. Madrid, 2011.


Con motivo del inminente Bicentenario de las Cortes constituyentes de Cádiz que promulgaron la primera constitución liberal en 1812, Austral acaba de publicar una edición conmemorativa de Cádiz, el octavo título de los diez que forman la primera serie de los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós.

Preparada por Germán Gullón, que ha escrito un estupendo prólogo sobre el transfondo histórico de la novela y la técnica narrativa aún en formación del primer Galdós, esta nueva edición brinda la oportunidad de comprobar cómo se integran historia y ficción en la primera serie de los Episodios.

De hecho, uno de los rasgos que estudia Gullón en su prólogo –Cádiz, un himno a la libertad- es la aplicación del concepto de soberanía a la política y a la literatura y la escritura de este episodio como una celebración de la libertad y del nacimiento de una nación libre y soberana.

En una mañana del mes de febrero de 1810 tuve que salir de la Isla, donde estaba de guarnición, para ir a Cádiz, obedeciendo a un aviso tan discreto como breve que cierta dama tuvo la bondad de enviarme. El día era hermoso, claro y alegre cual de Andalucía, y recorrí con otros compañeros, que hacia el mismo punto si no con igual objeto caminaban, el largo istmo que sirve para que el continente no tenga la desdicha de estar separado de Cádiz; examinamos al paso las obras admirables de Torregorda, la Cortadura y Puntales, charlamos con los frailes y personas graves que trabajaban en las fortificaciones; disputamos sobre si se percibían claramente o no las posiciones de los franceses al otro lado de la bahía; echamos unas cañas en el figón de Poenco, junto a la Puerta de Tierra, y finalmente, nos separamos en la plaza de San Juan de Dios, para marchar cada cual a su destino. Repito que era en febrero, y aunque no puedo precisar el día, sí afirmo que corrían los principios de dicho mes, pues aún estaba calentita la famosa respuesta: «La ciudad de Cádiz, fiel a los principios que ha jurado, no reconoce otro rey que al señor D. Femando VII. 6 de febrero de 1810».

Ese es el primer párrafo de la novela. Desde ese momento, a través de la voz narradora de Gabriel Araceli, se reconstruyen la intrahistoria y el ambiente de la Isla de León y del Cádiz de las Cortes, se evoca el bullir de la calle Ancha y la Plaza de San Antonio, los panfletos políticos, las sesiones constituyentes en el oratorio de San Felipe Neri o las bombas que los franceses lanzaban desde la Cabezuela y estallaban - o no- en la Plaza de San Juan de Dios o en la Torre Tavira:

Ocurrió esto el día de la bomba. ¿Saben ustedes lo que quiero decir? Pues me refiero a un día memorable porque en él cayó sobre Cádiz y junto a la torre de Tavira la primera bomba que arrojaron contra la plaza los franceses. Ha de saberse que aquel proyectil, como los que le siguieron en el mismo mes tuvo la singular gracia de no reventar; así es que lo que venía a producir dolor; llanto y muertes, produjo risas y burlas. Los muchachos sacaron de la bomba el plomo que contenía y se lo repartían llevándolo a todos lados de la ciudad. Entonces usaban las mujeres un peinado en forma de saca-corchos, cuyas ensortijadas guedejas se sostenían con plomo, y de esta moda y de las bombas francesas que proveían a las muchachas de un artículo de tocador, nació el famosísimo cantar:

Con las bombas que tiran
los fanfarrones,
hacen las gaditanas

tirabuzones.

Fragmentos como ese son una muestra de la habilidad galdosiana para hacer revivir con una sutil mezcla de rigor documental y libertad imaginativa aquellos años decisivos que entre 1810 y 1812 cambiaron la historia de España.

Santos Domínguez