29/2/12

Mientras los dioses juegan


Alain Daniélou.
Mientras los dioses juegan.
Prólogo de Joscelyn Godwin.
Traducción de Antonio Rodríguez.
Memoria mundi. Atalanta. Gerona, 2012.

Con un título que mejora notablemente el original de 1985, Atalanta publica Mientras los dioses juegan, la traducción de La fantaisie des dieux et l’aventure humaine, uno de los libros esenciales de Alain Daniélou.

Con traducción de Antonio Rodríguez y un prólogo de Joscelyn Godwin, Mientras los dioses juegan es un acercamiento a la visión del mundo del shivaísmo hinduista desde la urgencia de un Daniélou que en marzo de 1984 estaba seguro de que vivimos al borde de un cataclismo, pero se trata de un cataclismo causado por nuestros errores y que sólo desencadenará la locura de los hombres.

Desde esa perspectiva inicial, Daniélou expone la teoría de los ciclos con los que el shivaísmo explica el nacimiento, el desarrollo y la desaparición de las civilizaciones y la evolución y decadencia del universo, porque, como el espacio y el tiempo, la vida de los hombres y de las especies responden a ritmos ligados a periodos astronómicos que fundamentan su explicación mítica y precientífica del universo.

Tras la edad de la sabiduría, la de los ritos, la de la duda, hasta llegar a la actual, la edad de los conflictos, una edad de desórdenes que pondrá fin al ciclo de la humanidad actual, que se inició hace sesenta y dos milenios con un diluvio que está en el recuerdo atávico de todas las civilizaciones.

Como en todas las mitologías, tras una edad de oro y una posterior edad de hierro también el shivaísmo calcula un fin del mundo, le pone fecha y lo reconoce en una serie de señales premonitorias del cataclismo último.

Alain Daniélou, que quedó deslumbrado por la India y se instaló en Benarés en 1937, se convirtió al hinduismo y permaneció en aquel país hasta 1958, explica en las páginas de este volumen algunas de las claves de la cultura shivaísta: la mirada a la naturaleza, al hombre y a la historia; la aparición de aforismos que resumen una sabiduría universal como “El ciego que conduce a otros ciegos” o “Moler harina”; la importancia del cuerpo, del culto fálico y el conocimiento interior a través del yoga, el hombre social y el papel de la mujer; la transmisión de la sabiduría y las relaciones entre los maestros y los discípulos, la práctica de la sexualidad como experiencia de aproximación a la divinidad y la naturaleza del lenguaje como instrumento de transmisión del saber y de manifestación del pensamiento.


Santos Domínguez

28/2/12

Los documentos póstumos del Club Pickwick


Charles Dickens.
Los documentos póstumos del Club Pickwick.
Introducción de Doireann MacDermott.
Traducción y notas de José María Valverde.
Austral. Barcelona, 2012.

Lo que empezó siendo un trabajo alimenticio para narrar veinticuatro ilustraciones sobre un club de torpes cazadores acabó siendo la primera novela de Charles Dickens.

Publicada en veinte entregas entre abril de 1836 y noviembre de 1837, Los documentos póstumos del Club Pickwick tuvo un éxito inmediato y le dio a Dickens una fama que le acompañó hasta su muerte y que le permitió abandonar el periodismo para dedicarse a la literatura.

Dickens combinó la imaginación y la acción trepidante, la extravagancia y el humor, la diversión en estado puro y la ironía en un inolvidable relato itinerante que se convirtió no sólo en un éxito editorial, sino en un fenómeno social que sobrepasó los límites de la literatura y sirvió para bautizar comercialmente puros o sombreros.

Samuel Pickwick, Sam Weller, Winkle, Snodgrass, Tupman... De entre todos los personajes que habitan esa novela, quizá ninguno tan inolvidable como Alfred Jingle, un entrañable caradura entregado al parloteo compulsivo y telegráfico, al atropellado análisis de la realidad reducida a su esqueleto esencial.

De sus “discursos espasmódicos” hablaba Cortázar en Reencuentros con Samuel Pickwick, el prólogo celebratorio que escribió para la edición de Círculo de Lectores.

Un prólogo que remataba con una carta de agradecimiento al protagonista de “una de esas obras que vuelven el mundo más soportable y divertido”, porque “forma parte de esa literatura que no se menciona casi nunca en las discusiones trascendentales pero que ocupa un lugar inamovible en la biblioteca del recuerdo.”

Para conmemorar el bicentenario de Dickens, Austral recupera la traducción, las notas y los fotolitos de la edición de Los documentos póstumos del Club Pickwick que José María Valverde preparó para Clásicos Planeta.

No es su mejor novela, tiene los defectos propios del principiante y las improvisaciones de la comercialidad con que fue planeada y sostenida entrega a entrega durante más de año y medio, pero hay en sus páginas un derroche constante de imaginación y una poderosa fuerza narrativa que hace volver a esa obra al lector que la ha visitado alguna vez.

En esa idea insiste Doireann MacDermott en la introducción a esta feliz recuperación:

Pickwick es una curiosa mezcla de fantasía y realidad, de alegría y tristeza; ello conduce a preguntarnos por qué tuvo tanto éxito cuando apareció. Tal vez ningún escritor inglés, ni siquiera Shakespeare, logró una relación tan feliz con su público como el joven Dickens.

Chesterton, que escamoteó la palmaria influencia cervantina en el trazado de Pickwick y Weller, dos variantes victorianas de Don Quijote y Sancho, hizo este elogio del novelista que es también una respuesta por anticipado a esa pregunta sobre el éxito del autor:

Dickens no pretendió mostrar los efectos del tiempo y de las circunstancias sobre los personajes, ni tampoco la influencia de estos sobre aquellas. Su meta fue retratar caracteres en una especie de vacío feliz, en un mundo situado mucho más allá del tiempo.

Eso justamente es lo que tienen los clásicos, que están mucho más allá del tiempo.

Santos Domínguez

27/2/12

Vulva


Mithu M. Sanyal.
Vulva.
La revelación del sexo invisible.
Traducción de Patricio Pron.
Anagrama. Barcelona, 2012.

Esta es una pequeña historia cultural de Occidente a través de la representacion del genital femenino en la vida cotidiana, el folclore, la medicina, la mitologia, la literatura y el arte. Sin embargo, esto puede parecer desconcertante a simple vista. ¿No basta ya con que existan historias culturales del beso o de la tetera? ¿Qué conocimiento puede obtenerse de la vulva? A objeciones de este tipo puede responderse que todo el mundo es libre de tener su propio concepto del beso o de la tetera, pero casi nadie negaría que estos fenomenos existen, a diferencia de lo que sucede con el genital femenino.

Con ese párrafo comienza la historiadora cultural Mithu M. Sanyal (Düsseldorf, 1971) la introducción de Vulva, el renovador ensayo que acaba de publicar Anagrama con traducción de Patricio Pron.

Es el punto de partida de un estudio cuyo objetivo es hacer visible una realidad que por definición ha sido históricamente invisible y rebajada a la carencia de sexo o a lo oscuro, lo innombrable o lo sucio:

A través de una serie de ensayos que llevé a cabo en diferentes grupos de científicas constaté que todas podían dibujar penes pero ninguna podía representar gráficamente una vulva reconocible. Me sentí fascinada. ¿Por qué mujeres muy formadas podían reproducir genitales masculinos sin problemas al tiempo que sus propios genitales les resultaban tan extraños y misteriosos que ni siquiera podían dibujarlos rudimentariamente? Al pensar en ello, advertí que, con la salvedad de las ilustraciones médicas, tanto ellas como yo solo podíamos ver imágenes de la vulva como productos de las industrias del porno y de la higiene. Así que decidí ponerme a la búsqueda del lugar simbólico que ocupa la vulva en nuestra cultura.

De ahí que este ensayo, cuyo elocuente subtítulo es La revelación del sexo invisible, sea, además de reivindicativo, profundamente subversivo en su enfoque y en su desarrollo.

Con una perspectiva multidisciplinar que combina la etimología con la psicología social, la anatomía con la antropología cultural, la pintura con la literatura, el mito y el teatro, la iconografía y la teología y el arte contemporáneo con las mentalidades mágicas de la prehistoria, se aborda en sus diversas secciones la degradación de la sexualidad femenina en las diversas culturas y religiones.

Entre el cristianismo y el hinduismo, entre los escultores románicos y Picasso, entre la Biblia y Freud, entre San Agustín y Mallarmé, Vulva propone un recorrido por las figuras más representativas de la feminidad desde la Eva originaria y pecadora a Gypsy Rose Lee, la reina del striptease intelectual, pasando por María Magdalena, Salomé o Kali, una de las esposas de Shiva, desde El origen del mundo de Courbet a los textos explícitos de la punk Kathy Acker y a las performances de Public Cervix Announcement.

Este es un estudio pionero en su punto de vista y en su objetivo de denunciar un estado de la cuestión dominado aún por un dominio abrumador de lo fálico. Lo resume Mithu M. Sanyal en estas líneas:

En rigor, deberíamos decir que el discurso occidental no está basado en la dualidad de los sexos sino en su unicidad, puesto que ha fijado un sexo, a saber el masculino, y únicamente ha construido el femenino en oposición a él. (...) Con ello, la mujer era la portadora de la diferencia entre los sexos, la –poco valiosa– desviacion de la norma y –puesto que un ser humano completo sin pene era inconcebible– la castrada.


Santos Domínguez

25/2/12

El libro de los viajes equivocados


Clara Obligado.
El libro de los viajes equivocados.
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.

Clara Obligado nació en 1950 en Buenos Aires, donde se licenció en Literatura. Forzada al exilio por sus ideales políticos, vive en España desde 1976. Aquí ha realizado numerosos talleres de literatura creativa, ha colaborado como columnista en varios medios periodísticos y también ejerce de crítica. En 1996 recibió el Premio Lumen por La hija de Marx, una novela erótica, impregnada de humor, ambientada en la época victoriana. Con Páginas de Espuma ha publicado el libro de cuentos Las otras vidas, y ha editado las antologías de microrrelatos Por favor, sea breve y Por favor, sea breve 2.

El libro de los viajes equivocados es también un conjunto de relatos. Se trata de once historias independientes pero unidas por una conexión universal, el azar, título del cuento que inicia la obra y factor que determina el devenir de los personajes en ese viaje sin gobierno ni dirección que es la existencia. Este acervo de aventuras está dibujado como una espiral logarítmica que empuja, entrechoca y propicia la confluencia de personajes y destinos. Así ocurre en el relato Las dos hermanas, cuyo protagonista es un polaco que emigra hacia Nueva York y que acaba en el puerto de Buenos Aires porque se confunde de embarcación; ya anciano, un fotógrafo de National Geographic, y personaje de otro de los relatos, Madison, Los puentes de, le toma una instantánea que inmortalizará su presencia en el planeta.

Al concluir las páginas de este libro tenemos la sensación de haber sido testigos del inicio y el fin de un largo periplo que comienza en los albores del mundo y concluye con una vuelta a empezar del mismo trayecto, aunque quizá con la urdimbre tejida con el hilo de diferentes rumbos y otros navegantes intentando seguir la tenue luz de un faro en la oscuridad del océano.

Alba Pavón

24/2/12

Leopoldo Panero. En lo oscuro


Leopoldo Panero.
En lo oscuro.
Edición de Javier Huerta Calvo.
Cátedra Letras Hispánicas. Madrid, 2011.

Se cumple este año medio siglo de la muerte de Leopoldo Panero (1909-1962), uno de los poetas esenciales de la primera posguerra española, la del arraigo y las formas clásicas, un poeta que supo compaginar a Garcilaso con César Vallejo y la mirada hacia el paisaje con el intimismo.

Con una magnífica introducción de Javier Huerta Calvo, que aborda el itinerario literario, la poética y la vida accidentada de Leopoldo Panero entre la memoria de un olvido y la búsqueda de lo oscuro, esta amplia antología, suficientemente anotada con observaciones imprescindibles, da una imagen completa de la obra del poeta.

Una obra accidentada, como su vida, construida en un lugar intermedio entre la tradición y la vanguardia, desde una perspectiva en la que confluyen el mundo exterior y el mundo interior, lo humildemente cotidiano y las cimas del Guadarrama.

La selección de En lo oscuro presenta como un todo una generosa muestra de textos de La estancia vacía, Versos al Guadarrama, Escrito a cada instante y Canto personal. Un todo sucesivo ordenado cronológicamente, salvo en el poema que le sirve de pórtico –Arte poética- y el Epitafio que lo cierra:

Ha muerto
acribillado por los besos de sus hijos,
absuelto por los ojos más dulcemente azules
y con el corazón más tranquilo que otros días,
el poeta Leopoldo Panero,
que nació en la ciudad de Astorga
y maduró su vida bajo el silencio de una encina.
Que amó mucho,
bebió mucho y ahora,
vendados sus ojos,
espera la resurrección de la carne
aquí, bajo esta piedra.

Está en estas páginas la imagen compleja y contradictoria del poeta religioso y neorromántico, de palabra severa y contenida, y el que se deja llevar por el arrebato emocional o patriótico, el que se mueve con la misma soltura en el verso corto y en la herencia del 27, en el verso libre o en el soneto garcilasista de aires neobarrocos, conceptistas y escurialenses.

Lo llamativo es que nada en Panero es impostado: desde el arraigo confesional de fe religiosa a la declaración de amor, desde el canto a la armonía familiar hasta la respuesta al Canto general de Neruda, todo parece fluir en él desde una profunda convicción, desde una voluntad constante de expresión y de conocimiento mediante la palabra poética, desde un impulso de sinceridad y de diálogo consigo mismo y con el mundo que asume la lección de Antonio Machado -al que homenajeó en Desde el umbral de un sueño- hasta los ripios lamentables que frecuentó en los tercetos artificiosos de su Canto personal.

En lo oscuro se cierra con Unas palabras sobre mi poesía, el texto de una conferencia en la que Panero reflexiona sobre las claves esenciales de su poética, que “siempre se apoya en lo invisible, que es su verdadera y última realidad.”

Poeta desigual y pródigo en altibajos, Leopoldo Panero dejó un puñado de poemas memorables que merecen salir definitivamente del olvido: La estancia vacía, Por donde van las águilas, César Vallejo, Introducción a la ignorancia o Rastro de Lázaro son algunos de ellos.

Antologías tan cuidadas como esta, que acaba de publicar Cátedra Letras Hispánicas, deben contribuir a rescatar esos textos del oscurecimiento injusto al que los han sometido una serie de circunstancias extraliterarias que están en la mente de todos.

Santos Domínguez

22/2/12

Otra vuelta de tuerca

Henry James.
Otra vuelta de tuerca.
Prólogo de José María Guelbenzu.
Epílogo del autor.
Traducción de José Bianco.
Tiempo de Clásicos. Siruela. Madrid, 2012.


Uno siente también cierta atracción irresistible hacia cualquier novela que se llame Otra vuelta de tuerca, como José Bianco tituló su excelente traducción de The Turn of the Screw de Henry James. En lugar de La vuelta del tornillo, que no quiere decir nada en español, Bianco cambió sabiamente “la” por “otra” y “tornillo” (screw) por “tuerca”, con lo que Otra vuelta de tuerca quiere decir aún mucho menos, pero suena tan bien que nuestros intelectuales usan ya esa extraña expresión como si todo el mundo (y ellos mismos) supieran su significado. Si Bianco hubiera querido dar el equivalente exacto habría puesto algo tan vulgar como La coacción, lo que convertiría el título de una novela de fantasmas en algo vagamente gansteril o forense. No cabe duda: el mejor amigo del traductor es el Diccionario, siempre que éste no se halle en manos del lector. Según mi Oxford Advanced Learner's Dictionary of Current English, “to give somebody another turn of the screw” significa “to force somebody to do something”: “forzar a alguien a hacer algo”, coaccionarlo, conminarlo, pues. ¿Pero quién iba a ser tan poco sutil o poético como para poner en español La conminación a una novela de Henry James? Aunque no diga nada en nuestro idioma, Otra vuelta de tuerca y se acabó. Y uno se lo agradece a Bianco. Y otros cometen el disparate de soltar ese dicho en contextos que no tienen nada que ver, escribía Augusto Monterroso en un divertido artículo de La palabra mágica.

Bianco había sido el primero en traducir al español en 1945 esta novela corta de Henry James, la más famosa de las narraciones de terror de la historia de la literatura. Una novela de fantasmas que James había publicado en 1898 y que catalogaba como un cuento de hadas.

Tardó, por tanto, casi medio siglo en traducirse al español y la de José Bianco –que recupera Siruela en su colección Tiempo de clásicos- es ya una versión tan canónica como el original inglés.

El punto de partida es una historia real contada a James por el Arzobispo de Canterbury sobre dos niños huérfanos encantados por dos sirvientes muertos. Es posiblemente la más famosa de las narraciones de Henry James y, más allá de la mera superficie del relato de fantasmas, en Otra vuelta de tuerca están los temas y los enfoques jamesianos: la presencia del mal, la corrupción de la inocencia, la ambigüedad de lo real, el peso de lo irreal, la complejidad de perspectivas, la interferencia de planos de los múltiples narradores...

Inquietante y sobrecogedora a lo largo de sus veinticuatro capítulos de sostenida intensidad, lo que plantea Otra vuelta de tuerca -por encima de su trama truculenta- no es la solución de un enigma. Es el enigma mismo el que se convierte en el centro del relato y el que da sentido al texto, porque –como señala José María Guelbenzu en su prólogo- aquí no se trata sólo de seguir una historia, se trata de entender una historia: por tanto, será el lector, no el relato en sí, quien decida cómo interpretar los hechos que pertenecen al relato.

Es la sombra de una sombra, una versión de los acontecimientos, una visión general del mal para, como afirmaba James en el prólogo que escribió para esta novela, “producir mi impresión de lo terrible, mi concepción del horror.”

Otra vuelta de tuerca es una exploración en la profundidad de lo siniestro, una entrada en la atmósfera enturbiada que rodea el relato, a través de las figuras acechantes y espectrales de Peter Quint y miss Jessell, dos presencias activas, dos agentes anormales en los que James “depositaría la espantosa obligación de hacer que la situación destilara el aire del mal.” Un mal que obsesiona al autor, porque volver a la vida a los malos muertos para una segunda ronda de maldad es llevarlos al plano de lo prodigioso.

Provocar en el lector la imaginación, la compasión y el horror es el reto que vincula este relato con otras cimas de Henry James como El altar de los muertos o El banco de la desolación.

Santos Domínguez

21/2/12

Articuentos completos


Juan José Millás.
Articuentos completos.
Seix Barral, Barcelona, 2011.

Seix Barral reúne en un amplio volumen, en edición revisada y definitiva por ahora, los Articuentos completos de Juan José Millás.

Híbridos de artículos y cuentos, entre el periodismo y la literatura, estos textos mestizos y brillantes, instalados en la frontera difusa que separa lo real y lo fantástico, lo cotidiano y lo sorprendente, reflejan la mirada crítica del autor sobre el mundo.

Organizados en cinco apartados temáticos -Cuerpo, Mente, Lenguaje, Sociedad y Cajón de sastre-, los articuentos de Millás afrontan desde la extrañeza y la perplejidad el conflicto entre lo real y lo irreal, entre la identidad y las identidades, entre la mirada del narrador y el personaje, los entresijos ocultos de la realidad, los espacios y los objetos, las moralidades, los asuntos lingüísticos, la escritura y la lectura.

Esos son algunos de los ejes temáticos de estos textos que el propio autor define como crónicas del surrealismo cotidiano dosificadas en perlas. Crónicas o relatos que son un tanteo en otras dimensiones de lo real, un viaje al otro lado del espejo, donde se disuelve lo cotidiano y se rompe la rutina de lo previsible para que por esa grieta se proyecte una mirada inédita, existencial o social, a un mundo que antes que otra cosa provoca perplejidad.

Literatura y periodismo en una síntesis creativa que conjuga también intensidad y brevedad, variedad y precisión, imaginación y voluntad crítica, humor, ironía y compromiso para generar una manifestación renovadora y esencial en la narrativa española contemporánea:

Arrebatas al conjunto de mi obra los articuentos y es como si le extirparas el hígado a un señor -escribe Millás en el prólogo de esta edición.

Santos Domínguez

20/2/12

García Márquez oral


Gabriel García Márquez.
Yo no vengo a decir un discurso.
Debolsillo. Barcelona, 2012.


En Yo no vengo a decir un discurso, que acaba de aparecer en edición de bolsillo, se reúnen veintidós textos que García Márquez redactó para leerlos en público.

Es un García Márquez oral, que empezó en esa tarea -que siempre consideró tan terrorífica como los viajes en avión- incluso antes de que se despertase en él la vocación literaria.

Porque el volumen que ahora publica Debolsillo toma su título de un fragmento del primer discurso que pronunció García Márquez en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá. Tenía apenas 17 años cuando escribió La academia del deber para despedir a una promoción de estudiantes que acababan los estudios en el instituto y se disponían a ingresar en la universidad.

Entre ese discurso inicial, del 17 de noviembre de 1944, y el que cierra el libro (Un alma abierta para ser llenada con mensajes en castellano), pronunciado el 26 de marzo de 2007, han transcurrido más de sesenta años, pero sobre todo han ocurrido episodios tan prodigiosos para la literatura universal y la lengua española como El coronel no tiene quien le escriba, Cien años de soledad, El otoño del patriarca o El amor en los tiempos del cólera.

Junto con sus discursos más conocidos, como La soledad de América Latina, que leyó en la recepción del Nobel, o Botella al mar para el dios de las palabras, están aquí los homenajes a sus amigos: el espléndido Mi amigo Mutis o El argentino que se hizo querer de todos, que conmemoraba los veinte años de la muerte de Cortázar; sus reflexiones sobre el futuro y el papel de la cultura y la creación en Palabras para un nuevo milenio; su inquietud por el medio ambiente en Una alianza ecológica de América Latina o su preocupación por Colombia en La patria amada aunque distante.

Por eso estos textos, pensados para conferencias o para discursos, son una iluminación, un acompañamiento y una explicación de su mundo literario -Cómo comencé a escribir-, de su oficio como escritor y como periodista -Periodismo: el mejor oficio del mundo-, de su método y de sus compromisos éticos y políticos -El cataclismo de Damocles- o de su relación con el cine -Una idea indestructible.

Pero son mucho más que eso. Tienen también un valor propio que los mantiene en pie como textos literarios, porque muchos de ellos contienen el embrión de algunos relatos o desarrollan una historia con el talento característico de García Márquez y la prosa impecable de un narrador cercano y directo, apasionado y comprometido, combativo y utópico.

Santos Domínguez

17/2/12

Dismundo


Rogelio Blanco Martínez.
Dismundo.
Prólogo de Juan Gelman
Reino de Cordelia. Madrid, 2011.

Habla de tu aldea y serás universal, aconsejaba Tolstoi. Lo recuerda Juan Gelman en el prólogo que ha escrito para presentar Dismundo, la primera obra narrativa de Rogelio Blanco, un conjunto de nueve relatos breves que publica Reino de Cordelia.

Nueve relatos ambientados en Dismundo de Brezales, en un lugar cualquiera del noroeste ibérico, una aldea aislada y fría en la que sus habitantes, los dismundianos, han diluido sus sueños en los arroyos a la espera de la ansiada cosecha de centeno y de patatas, entre la añoranza de épocas mejores y la recepción de alguna novedad traída desde una aldea próxima.

Desde la profundidad de la memoria, Rogelio Blanco evoca un mundo rural anclado en la profundidad del pasado. El monótono ritmo natural de los ciclos agrícolas marca la lentitud de la vida de una aldea con escuela unitaria regentada por doña Bibina, una maestra ignorante y fétida a la que humilla en público la inspectora provincial.

Una aldea que alivia su abandono con vendedores ambulantes, con un cerezo astringente y unos aldeanos hoscos que calzan zuecos para ir a la cantina a beber orujo y fumar cuarterón, con rebaños acosados por lobos en la nieve y gallinas agresivas de las que, andando el tiempo, un soldado tomará cumplida venganza; con un niño que puede salir del pueblo gracias a la circunferencia y una niña que lleva al cuello una cuelga con seis pollos muertos.

La vida de sus habitantes marca su rutinaria continuidad intrahistórica y los personajes se convierten en los ejes de cada uno de los relatos, que evoca sus nombres propios en los títulos: los atávicos, casi prerrománicos, Domiciano, Leontino, Armelinda, Alipio, Gaudencio, Gracelina, Sisinio y Elina.

Otras veces, los nombres propios que aparecen en los títulos son los de animales como el heroico perro Navarro o la vaca Gallarda, voraz con las manzanas.

Esos nombres propios, y otros tan ancestrales como los de algunos personajes secundarios –Rudesindo, Meregilda, Eutropio, Quiteria, Evencio, Dorinda, Verevaldo...- parecen nombres de personajes de Berceo, de figuras de retablos de piedra o de obispos de Constantinopla, pero además simbolizan un mundo parado en la historia, un mundo fuera del mundo desde hace ocho siglos.

Un lugar sin futuro en el que casi la mitad de la tumbas del cementerio son de niños. Entre la muerte y una supervivencia llena de privaciones, entre la extrema pobreza material y la dignidad del resistente transcurre la vida de los dismundianos, tan dura como el paisaje de oteros y brezales o como las inclemencias del clima y sus nieves frecuentes.

En un mundo como ese transcurrió la infancia de Rogelio Blanco, que en estos relatos superpone la mirada del niño que fue a la del adulto que es, y por eso evita en su evocación el patetismo y se impone el freno de la contención tanto en la añoranza melancólica como en la denuncia del atraso, desde un lugar intermedio en el que confluyen esas dos miradas –la del niño y la del hombre- entre lo lírico, la narrativo y lo testimonial, entre la actitud crítica y la evocación compasiva.

Nueve cuadros que componen un conjunto en el que se relacionan entre sí no solo por su ubicación en el mismo espacio sin historia que es Dismundo, sino por la presencia en varios de ellos de los mismos personajes.

Nueve historias que completan un retablo humilde de la pobreza y reconstruyen, como sugiere Juan Gelman, un universo nocturno en el que hay que aguzar la vista para apreciar el fulgor de cada uno de sus astros.

Santos Domínguez

16/2/12

Simón Viola sobre Plaza de la palabra

Santos Domínguez Ramos.
Plaza de la palabra.
Prólogo de Félix Grande.
Editora Regional de Extremadura. Mérida, 2011.


Plaza de la palabra es una Antología poética que recoge textos de los libros publicados hasta ahora por Santos Domínguez Ramos (Cáceres, 1955), un conjunto de títulos que jalonan una de las trayectorias líricas más sólidas de la poesía actual, reconocida con más de diez premios literarios de prestigio.

Los títulos antologados son Pórtico de la memoria (1994), La orilla del invierno (1996), Cuaderno de Abul Qasim (2001), Las provincias del frío (2005), En un bosque extranjero (2006), Las sílabas del tiempo (2007), La flor de las cenizas (2008), Para explicar la nieve (2009), Nueve de lunas (2010) y Luna y ciencia nocturna (2010).

Desde Jóvenes poetas en el Aula, una antología de 1983 al cuidado de Ángel Sánchez Pascual, su nombre ha estado presente en las revisiones y antologías posteriores: Abierto al aire (1984, de Ángel Campos y Álvaro Valverde), Diez años de poesía en Extremadura (1995) o Literatura en Extremadura. Poesía (2010, Miguel Ángel Lama).

De estos proyectos regionales (Pórtico de la memoria apareció en la Diputación Provincial de Badajoz, La orilla del invierno en la de Cáceres), su nombre saltó a antologías y ediciones de ámbito nacional y su obra se hizo merecedora de premios como el Gerardo Diego, Jaime Gil de Biedma, Eladio Cabañero, Tardor, Alcaraván o Manuel Alcántara entre otros, un buen ejemplo de cómo las editoras públicas, bien gestionadas, pueden tener una notable repercusión positiva en su entorno y aciertan tanto cuando, con criterio, impulsan al poeta novel en sus inicios como cuando recopilan en selecciones antológicas o en ediciones de obras completas una producción dispersa en ediciones de pequeñas tiradas.

A lo largo de estos años, Santos Domínguez ha desarrollado asimismo una labor de crítica literaria en revistas especializadas y, de modo regular, en dos blogs (En un bosque extranjero y Encuentros de lecturas) y si recordamos ahora esa aportación es por la notable simbiosis que en su caso se produce entre lectura y creación.

El primer poema de Las provincias del frío (un lugar marcado en cualquier obra) presenta al poeta diciendo: “El lector se levanta para ver la fatiga vegetal del paisaje, / triste como los lunes en los parques zoológicos”.

Su propensión a incorporar en casi cada poema una cita ajena traza, de un lado, el contorno de sus amplias preferencias lectoras y expresan, de otro, una personalidad poética singular ajena a la “angustia de las influencias”, pues en la configuración de un talante lírico operan con igual rendimiento las experiencias personales que la formación lectora. Recuerda Luis Antonio de Villena que la tradición es “la vida misma de la literatura o del arte” (el escritor recuerda una formulación de Pedro Salinas: “La tradición es la habitación natural del poeta”). La poesía de Domínguez Ramos nace estimulada por una tradición, cultural y literaria, que el poeta revitaliza al asumirla de un modo selectivo y se presenta al lector arropada por ella (las referencias cómplices a otros poetas, las apoyaturas culturales, las citas... son numerosísimas en el libro).

Son muchos y variados los entornos culturales a los que el poeta dirige su atención: la tradición grecolatina, la cultura árabe con todas sus formas de mestizaje cultural, la tradición europea y estadounidense y por supuesto la española e hispanoamericana en evocaciones de autores o personajes de ficción contemplados con frecuencia en el declive o en el cierre de sus trayectorias: Luis Cernuda contemplando un ocaso en su exilio mexicano, el rey Lear bajo una tormenta, San Juan de la Cruz mirando sus manos vacías, Macbeth viendo cómo el bosque de Birnam se acerca, Luis de Góngora de regreso a su ciudad natal (en 1626, un año antes de su muerte), Jorge Guillén reposando en el “último jardín”, Hölderlin en la torre de Tubinga…

Pero los poemas no dan visiones objetivas y despersonalizadas, sino que afloran desde la intimidad del hombre que, al comunicarlos, lo hace con una voz y unos sentimientos propios. En toda su obra está latiendo esta fusión de vida y cultura, de lectura y experiencias vitales que dejan su huella dolorosa, y por ello Félix Grande puede considerar en el prólogo: “Por aquí ha pasado el dolor. Este libro es una joyería de cicatrices y todas ellas reúnen la moral de las llagas, la cortesía de la atención a la calamidad, la cordura del llanto pudoroso, la lealtad que transportan en el pico las cigüeñas del desconsuelo”.

Afirma el autor en un epílogo con que cierra la antología que la poesía se asienta en “lo nocturno y lo extranjero. Estos son el tiempo y el terreno del poema” (y En un bosque extranjero titula uno de sus libros).

En varias ocasiones, el escritor recuerda a Lorca cuando confesaba: “el poeta que va a escribir un poema tiene la sensación de que va a una cacería nocturna a un bosque lejanísimo [...] Se vuelve de la inspiración como se vuelve de un país extranjero”. Todas estas imágenes tienen que ver con el “extrañamiento”, un concepto, analizado por los formalistas rusos, que remite a un actitud poética basada en el asombro de quien contempla algo por vez primera, como un visitante extranjero que descubre atónito un paisaje desconocido, un espacio que en el caso de Santos es con frecuencia el de la intemperie (el invierno, la lluvia, la niebla, la tormenta, el desierto o el bosque en cuya espesura entona su canto un ave solitaria) para concluir afirmando: “Un hombre es extranjero / en cualquier cementerio en que repose”.

Nos encontramos, en fin, ante una obra diversa y plural en la medida en que el autor se ha aproximado a tradiciones culturales diferentes, pero a la vez homogénea, hilvanada por una misma mirada (la única cita repetida, en un poema y en el epílogo, es “La lengua es un ojo”, de Wallace Stevens) desde la que se contempla el mundo con asombro y perplejidad, por la presencia dominante de determinados temas y motivos, por una expresión formal marcada por el extraordinario dominio léxico y técnico, por una dicción culta ajena a la lógica discursiva en que “se encuentran los límites oscuros de lo racional y lo irracional, lo visible y lo invisible, lo consciente y lo inconsciente”, por el sentido del ritmo (“el poema es también una propuesta rítmica, una estructura musical”) y el uso de los metros más musicales del castellano.

Simón Viola

15/2/12

Relatos de Henry James


Henry James.
Relatos.
Varios traductores.
Selección y prólogo de Luis Magrinyà.
DeBolsillo. Barcelona, 2012.

DeBolsillo reedita en su serie Clásica los Relatos de Henry James en un volumen preparado y prologado por Luis Magrinyà. Un volumen que, desde su primera edición –hace poco más de diez años- se ha convertido en un libro de referencia imprescindible, porque ofrece no solo la mejor selección de relatos de Henry James, sino también sus mejores traducciones al español.

Organizados en cuatro ejes temáticos (En sociedad, Entre artistas, Entre muertos y En la desolación), se recogen aquí once relatos de Henry James escritos entre 1883 y 1910.

Aparece en ellos la capacidad analítica de uno de los padres de la narrativa contemporánea, su realismo subjetivo y la variedad de enfoques y matices que recorre su obra: la sutileza introspectiva de El cerco de Londres, protagonizada por una americana en Londres; el ejercicio de virtuosismo sobre el punto de vista y la conjetura perversa de En la jaula; la ambigüedad de las palabras y las actitudes que van del desengaño a la ambición y la crueldad en La lección del maestro; la búsqueda frustrada de una inasible realidad en fuga en Lo real; el misterio opaco que flota sobre Sir Dominick Ferrand; la reflexión sobre el rol social del escritor en La muerte del león; la reivindicación de la memoria y de los muertos de nombres impronunciables en El altar de los muertos, en el que lo cotidiano ahoga los recuerdos; la historia de amor y horror, entre la fantasía y la realidad, entre el misterio y la melancolía de Los amigos de los amigos; Maud-Evelyn, una cima de la literatura fantástica, un relato de fantasmas sin fantasmas; la dimensión terrorífica de lo cotidiano en La tercera persona, quizá el más flojo y previsible de una selección que se cierra con El banco de la desolación, un texto desolado y desolador que transcurre en una inesperada frontera entre la pesadilla y la imaginación mágica, entre la bondad y el odio.

Entre el relato breve y la novela corta, en estos textos está el Henry James más sutil y ambiguo, el autor refinado y magistral que controla todos los mecanismos del relato, juega con los narradores indirectos y bucea en lo más profundo de los personajes y en sus contradicciones, en la patología de la vida cotidiana, en las presencias fantasmales y en el terror que se instala en la existencia; el escritor que ahonda en la soledad y en la tristeza, en las ilusiones y en la fatalidad, en la soledad de los vivos y los muertos, en la melancolía y en el espejismo imaginativo; el Henry James experto en elipsis y dueño de una calculada técnica narrativa; el asombroso Henry James del que habla en su espléndido prólogo Luis Magrinyà.

Entrar en un libro de Henry James es aceptar un reto de sutileza, inteligencia y humor para salir de él con sentimientos encontrados de satisfacción y perplejidad, porque el astuto narrador que aparece en su relatos siempre se guarda un as en la manga, un giro final inesperado para demostrar que es él quien manda.

Ese mundo narrativo lo resumió Borges certeramente, como de costumbre, en estas pocas líneas: Los lectores de James se ven obligados a una continua y lúcida suspicacia que a veces constituye su deleite y otras su desesperación.

Santos Domínguez

13/2/12

Mailer. Un arte espectral


Norman Mailer .
Un arte espectral.
Reflexiones sobre la escritura.
Traducción de Elvio Gandolfo.
BackList Contemporáneos. Barcelona, 2012.

Antes que cualquier otra cosa, Un arte espectral es seguramente el testamento literario de Norman Mailer (1923-2007), un conjunto de ensayos, artículos y entrevistas que aparecieron en 2003 y que llevan como subtítulo Reflexiones sobre la escritura. Acaban de aparecer en BackList con la traducción de Elvio Gandolfo que publicó hace cuatro años Emecé.

Ese, un conjunto ordenado de reflexiones sobre la práctica de la escritura, es el hilo conductor de unos textos escritos a lo largo de la vida literaria de Mailer, que en el prefacio con tres advertencias y una disculpa resume el sentido de esta recopilación:

Este libro (...) trata sobre la escritura, sus peligros y alegrías, sus vicisitudes, su soledad, su celebridad (...) Es innecesario agregar que habla de problemas de oficio y trama, personaje, estilo, tercera persona, primera persona, la psicología especial del escritor.

Para elaborarlo, Mailer reunió una selección de casi doscientos artículos dispersos, prólogos e introducciones, a los que añadió otros cincuenta textos, inéditos y escritos expresamente para este libro o que recuperaban reflexiones asistemáticas publicadas en entrevistas.

El resultado es un volumen amplio que afronta los problemas de la escritura desde una perspectiva avanzada y exigente, porque la popularidad de la mala literatura es análoga a la comida basura.

No se trata de un manual básico para principiantes de primer o segundo año de taller literario, sino de la reflexión rigurosa de un narrador avezado que escribe para lectores expertos, para escritores iniciados y sobre todo para ordenar sus propias ideas sobre la escritura como revelación y descubrimiento, porque –y así explica Mailer el título- escribir es algo espectral. No existe la rutina de una oficina para mantenerse en marcha, sólo la página en blanco cada mañana, y nunca sabes de dónde vienen tus palabras, esas divinas palabras.

El negocio editorial y las reseñas, el estilo y sus riesgos, la psicología del escritor y sus planteamientos filosóficos, éticos y existenciales, la relación de los géneros narrativos con el periodismo, el cine y la televisión son algunos de los aspectos sobre los que reflexiona Mailer desde la doble perspectiva de quien hizo compatible la labor del narrador y la del periodista:

Si lo que escribes es un reflejo de tu propia conciencia, incluso el periodismo puede volverse interesante.

Junto con alguna que otra trivialidad filosófica, en estas páginas está el Mailer más lúcido y provocador, pero también el que asume la herencia de los grandes novelistas. Por eso cierra el libro una amplia sección dedicada a los maestros, a gigantes como Tolstoi, Dostoievski, Hemingway, Faulkner, Capote o Jonathan Franzen.

Un libro cuya finalidad explica Mailer en estas líneas:

Tomado en conjunto, el resultado -esperamos- es un volumen capaz de atraer a los escritores dedicados y a la gente que desea escribir, a los estudiantes, a los críticos, a los hombres y mujeres a quienes les encanta leer. Pero sobre todo, este puede ser un libro para novelistas jóvenes que desean mejorar sus capacidades y su compromiso con las dificultades sutiles y los misterios no cartografiados de la escritura de novela seria en sí misma.

Santos Domínguez

10/2/12

La visita de Safo y otros poemas para despedir a Lennon

Juan Carlos Mestre.
La visita de Safo
y otros poemas para despedir a Lennon.
Calambur. Madrid, 2011.

En la lejanía del llanto mayo es una ausencia, esta ausencia tuya de encontrar ya sólo palomas en tu casa. Así termina Elegía en mayo, el primer poema que Juan Carlos Mestre reconoce como propio. Lo escribió aún adolescente y bajo la conmoción emocional provocada por el suicidio de un joven amigo poeta.

Es uno de los textos que forman parte de La visita de Safo y otros poemas para despedir a Lennon que publica Calambur. Este volumen recupera La visita de Safo, que apareció en la Colección Provincia en 1983, y añade otros textos de aquella época que estaban dispersos en publicaciones periódicas. Así se reúne por vez primera la poesía juvenil de Mestre, en su forma original o revisada y reescrita desde la búsqueda y la conciencia autocrítica que ha inspirado la labor creativa del poeta.

La música y el tiempo, el amor y la palabra, la memoria y el deseo atraviesan estos poemas en los que está en germen el mundo poético de Juan Carlos Mestre y una dicción ambiciosa que amplía los límites del conocimiento a través de la imaginación visionaria y de la potencia metafórica de sus poemas.


Santos Domínguez

9/2/12

Martín de Riquer. Los trovadores


Martín de Riquer.
Los trovadores.
Historia literaria y textos.

Prólogo de Pere Gimferrer.
Ariel. Barcelona, 2011.

El título del prólogo de Pere Gimferrer –Todos somos trovadores- resume la importancia de la poesía trovadoresca provenzal en la construcción de la tradición poética occidental –toda la poesía posterior a ellos presupone la existencia previa de los trovadores-, pero también el papel capital de este libro, que desde su primera edición en 1975 se ha convertido en un clásico y ha desempeñado “un papel esencial en la configuración de la poesía contemporánea.”

Porque el monumental Los trovadores, de Martín de Riquer, no es sólo el mejor compendio existente en la bibliografía europea sobre poesía trovadoresca, una cima de la filología hispánica, sino una antología de ciento veintidós poetas a cuyos versos puede acercarse cualquier lector de poesía.

El complejo universo ideológico y sentimental del amor cortés que luego asimiló Petrarca, la construcción de la métrica moderna, las imágenes que exploran las relaciones amorosas en aquel mundo refinado a través de una gran variedad de voces (Marcabrú, Bernart de Ventadorn, Jaufré Rudel, Bertran de Born, Arnaut Daniel, Cerverí de Girona...) en un imprescindible libro de culto que publica Ariel.

Santos Domínguez

8/2/12

Harold Bloom. Anatomía de la influencia



Harold Bloom.
Anatomía de la influencia.
La literatura como modo de vida.
Traducción de Damià Alou.
Taurus. Madrid, 2011.

La crítica literaria, tal como yo pretendo practicarla, es en primer lugar literaria, es decir, personal y apasionada. No es filosofía, política ni religión institucionalizada. En sus autores más poderosos se trata de un tipo de literatura sapiencial y, por tanto, de una meditación sobre la vida.

Esa declaración de principios que figura en Anatomía de la influencia, el testamento crítico de Harold Bloom que publica Taurus, podría figurar en cualquiera de las otras obras de quien seguramente es el crítico más importante de las últimas décadas.

Anatomía de la influencia, el extenso ensayo que Bloom estuvo elaborando durante seis años, es su summa literaria, un amplio panorama de autores, obras, géneros y épocas que tiene como eje la reflexión sobre el concepto de influencia, sobre sus procesos y sus mecanismos, sobre la red de relaciones –a veces explícitas, a veces secretas y subterráneas- que une a unos escritores con otros.

Organizado cronológicamente en cuatro secciones que avanzan desde el siglo XVI hasta el XXI, tiene como puntos de partida a Shakespeare, el fundador, el escritor de los escritores, a cuya influencia –de Milton a Joyce, pasando por Shelley o por Leopardi- se dedica la tercera parte del libro, y a Walt Whitman, el más influyente de los escritores americanos, el poeta que representa la respuesta de la Tierra del Ocaso a la vieja Europa.

En torno a esas dos figuras centrales e ineludibles, Bloom vuelve a practicar una lúcida y apasionada forma de crítica literaria en una obra que se resume en el subtítulo La literatura como modo de vida. Porque, como señala él mismo, cualquier distinción entre vida y literatura es engañosa. Para mí la literatura no es solo la mejor parte de la vida; es en sí misma la forma de la vida, y esta no tiene ninguna otra forma.

Y en esa clave es memorable el análisis que Bloom hace de Edgar –el otro protagonista de Rey Lear-, el estudio de las elipsis en Hamlet y en La tempestad, la confluencia de voces en los sonetos, o la pervivencia del príncipe danés, que contiene en su figura a todos los hombres y mujeres, en el Satán de Milton, que pertenece a la misma estirpe visionaria de Hamlet, Yago o Macbeth, o su propuesta de entender la obra de Shakespeare como un vasto sueño, semejante a la Divina Comedia o a Finnegan’s Wake.

Porque para un escritor poderoso –escribe Bloom-, la extrañeza es la ansiedad de la influencia. La ineludible condición de lo sublime o de la alta literatura es el agón: Píndaro, las tragedias atenienses, y Platón enfrentándose a Homero, que siempre gana. La gran literatura comienza de nuevo con Dante, y prosigue con Shakespeare, Cervantes, Milton y Pope. Implícita en la famosa celebración de lo sublime de Longino –“Llenos de placer y de orgullo creemos haber creado aquello que solo hemos oído”- estaba la ansiedad de la infleuncia. ¿Qué parte es creación mía y qué parte he oído antes? La ansiedad es una cuestión de identidad personal y literaria. ¿Qué es mi yo y qué es mi no yo? ¿Dónde acaban las voces de otros y empieza la mía? Lo sublime transmite poder y debilidad imaginativos al mismo tiempo. Nos transporta más allá de nosotros mismos, provoca el misterioso reconocimiento de que uno nunca es completamente el autor de su propia obra o de su propio yo.

La ansiedad de la influencia es especialmente intensa en el campo de la poesía, porque –dice Bloom- los poetas más grandes suelen ser los más alusivos y en ellos resuenan las voces y los ecos de poetas anteriores, resucitados y modulados en una nueva voz.

Y así rastrea la presencia de Epicuro y Lucrecio en Leopardi y Shelley, en Walt Withman o Wallace Stevens, estudia la herencia de Shelley en Browning y en Yeats o califica a Ashbery, Merwin y Strand como hijos pródigos de Withman.

Una obra maestra que confirma que la función de la crítica literaria, como quería Samuel Johnson, cuya sombra benéfica flota sobre muchas de las páginas de este libro, es transformar la opinión en conocimiento y que leer, releer, describir, evaluar, apreciar deben ser la base de la crítica literaria.


Santos Domínguez


7/2/12

Historia de la música occidental


J. Peter Burkholder,
Donald Jay Grout
y Claude V. Palisca.
Historia de la música occidental.
Octava edición.
Versión española de Gabriel Menéndez Torrellas.
Alianza Música. Madrid, 2011.

Llega a su octava edición en Alianza esta imprescindible Historia de la música occidental, considerada entre críticos y profesores como el mejor compendio panorámico del desarrollo de la música en el mundo occidental desde las civilizaciones más antiguas hasta hoy.

Y precisamente la actualización de los contenidos, con diecisiete nuevos apartados sobre la música del siglo XX y una ampliación de enfoques y tendencias en torno a las distintas épocas, desde la antigüedad hasta el XIX, es lo que justifica esta edición renovada, no simplemente revisada. Con una sabia combinación de conocimientos técnicos e históricos, capacidad de análisis y cercanía expositiva, esta es una obra global que no decepciona al experto ni se resiste al aficionado.

Aparte de un enciclopédico tratado histórico, con un importante aparato documental, bibliográfico y de consulta, es una guía infaltable para adentrarse con criterio en el deslumbrante universo de la música y un relato centrado en las personas que la crearon e interpretaron en las diversas épocas, moviéndose siempre entre el respeto a la tradición y la voluntad creativa e innovadora.

Santos Domínguez

6/2/12

María Zambrano. Obras Completas

María Zambrano.
Obras Completas III.
Edición dirigida por Jesús Moreno Sanz.
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2011.

Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores acaba de publicar, en colaboración con la Fundación María Zambrano, uno de los seis tomos que recogerán la obra completa de la pensadora que acuñó el transcendental concepto de razón poética.

El proyecto, tan ambicioso como imprescindible, está dirigido por Jesús Moreno y culmina un proceso que lleva preparándose desde hace años para editar cuidadosamente y recuperar la totalidad de la obra, con una cantidad asombrosa de inéditos, de María Zambrano, la figura más importante del pensamiento español en la segunda mitad del siglo XX.

María Zambrano, discípula de Ortega y Gasset, transformó la razón vital de su maestro en razón poética y nadie ha reflexionado más lúcidamente que ella sobre los vínculos entre pensamiento y poesía, entre filosofía y creación, sobre las relaciones entre la razón y el conocimiento poético en la mística o en el Romanticismo hasta llegar a Valèry, con quien la poesía deja de ser sueño y se convierte en exactitud.

El proyecto global se ha organizado en seis volúmenes y el primero en aparecer es el que lleva el número III, que recoge siete libros centrales en la obra de madurez de María Zambrano, publicados entre 1955 y 1973.

Junto con el que lo abre, El hombre y lo divino, posiblemente su obra fundamental –con textos memorables como “Apolo en Delfos” y “El Libro de Job y el pájaro”-, seis títulos más: Los sueños y el tiempo, Persona y democracia, La España de Galdós, España, sueño y verdad, El sueño creador y La tumba de Antígona.

La centralidad del primero de esos títulos, El hombre y lo divino, justifica la amplia presentación de Jesús Moreno, que lo define como imán, centro irradiante y eje invulnerable del pensamiento de María Zambrano. Esa visión panorámica es posible porque en este libro se resumen las claves de su pensamiento anterior, que confluyen en unas páginas que proyectan e irradian los temas más sustantivos de su sistema filosófico, especialmente el concepto de razón poética, hacia sus escritos posteriores.

Además de Jesús Moreno, director y coordinador de la edición de las Obras completas de María Zambrano, en la elaboración de este volumen participan otros cuatro especialistas (Sebastián Fenoy, María Luisa Maillard, Fernando Muñoz Vitoria y Virginia Trueba) que han escrito las introducciones de cada libro y confeccionado las más de trescientas páginas de aparato crítico, notas y anejos con la genealogía de los textos y las relaciones temáticas de cada uno de ellos.

Lo que más llama la atención de estas Obras Completas es que hay en ellas una gran cantidad de materiales inéditos. Para hacerse una idea de su importancia basta un dato: en el archivo de la Fundación María Zambrano se conservan unas dos mil páginas manuscritas que no habían sido publicadas hasta ahora.

Ya advertía la autora en el prólogo que escribió en 1970 para la segunda edición de El sueño creador: que lo entregado a la publicación sea una muy escasa parte de lo que reposa entre carpetas no sin orden y de lo que se guarda en cuadernos bajo títulos y fechas todo ello. El que entre esos papeles se encuentren no solamente notas, sino libros enteros cuyo acabamiento sería cosa de poco, no quiere decir que los tenga en menos el autor.

Unos textos fundamentales en el pensamiento filosófico y en la estética del siglo XX que se acercan a la penumbra desde la lucidez de la conciencia y las visiones de lo oculto, desde el centro inaccesible donde se funden la mística y el sueño, la poesía y la filosofía en un doble impulso que convoca lo órfico y lo prometeico a través de una palabra poética mediadora entre el hombre y lo sagrado.

La calidad de su prosa y la sutileza de su pensamiento son constantes de una obra y una actividad intelectual que se prolongó durante más de sesenta años de indagación en las conexiones entre filosofía y lenguaje, entre razón y revelación, entre el misterio y el secreto, entre la palabra y la música.

Y al fondo, el exilio como el no-lugar, como el vacío desde el que escribe María Zambrano, fuera también del tiempo, expulsada de la historia, como todo exiliado, privada de su identidad social y cultural, relegada, como sabía también Jabès, al desierto, desde el que se funda el lugar de la palabra.

Santos Domínguez

3/2/12

Rafael Pérez Estrada. Jardín del Unicornio


Rafael Pérez Estrada.
Jardín del Unicornio.
Prólogo de Antonio Soler.
Calambur 20 años. Madrid, 2011.

Como “un talento en continuo proceso de depuración” define Antonio Soler a alguien tan indefinible como Rafael Pérez Estrada en el prólogo –Rafael- que ha escrito para presentar Jardín del Unicornio, el título con el que Calambur culmina la cuidada colección conmemorativa de su vigésimo aniversario.

Pérez Estrada publicó este libro en 1989 en una edición malagueña de tirada reducida y escasa difusión. Por su fecha de aparición ninguno de sus textos quedó recogido en la espléndida antología que se cerraba en 1988 y formaba parte de la colección Ciudad del Paraíso del ayuntamiento de Málaga.

Esta recuperación en Calambur ofrece una nueva oportunidad de entrar en el deslumbrante mundo poético de aquel heterodoxo inclasificable que hizo del riesgo el centro de su escritura y de la imaginación el motor poderoso de su creatividad.

Pérez Estrada llegó a la literatura desde la pintura. Y ese origen estético influye de manera determinante en su producción literaria, en su predilección por la imagen y en la plasticidad de su estilo.

Transgresor en su visión del mundo y en su práctica literaria, la alta calidad de su prosa visionaria, barroca y superrealista se levanta como alternativa a una realidad plana en un ejercicio de irracionalismo e imaginación que lo conectan con William Blake y un culturalismo que recuerda al Lezama Lima de Paradiso.

Pérez Estrada fue un creador total cuya producción no acepta más cauce que su sostenida voluntad de estilo y una creatividad que le hace huir de los límites de los géneros literarios. En este Jardín del Unicornio se concentra gran parte de un mundo literario que proyecta su fuerza imaginativa sobre el mundo real para metamorfosearlo con distanciamiento y para fundar una nueva realidad con su palabra creadora y su mirada alucinada.

Rafael Pérez Estrada fundó universos paralelos y amplió los horizontes de la realidad con un despliegue imaginativo y verbal que aquí aborda -con un tono que está entre el tratado apócrifo y la leyenda mitológica, con una mirada que confunde la realidad y el sueño- la fisiología amatoria del Unicornio, su naturaleza, su pasión y su muerte para culminar en el Retablo del Unicornio, la sección que lo cierra simétricamente y recoge los temas y las tonalidades que recorren el libro desde el primer texto ( El Unicornio es un enloquecido del amor, un transverberado, un místico de la inmediatez erótica, y un enardecido impotente, fiel hasta el final al resplandor vítreo del espejo) hasta el último ( En el Museo de Cluny, una dama muestra su seno de ónix a un espejo ovalado, mientras una nube deshace su blancura en el atardecer)

Las piedras preciosas y los espejos, las iluminaciones de las metáforas, las nubes y la sombra del ángel son algunas de las claves con las que se construye este libro especular y cambiante en el que el mito se hace autobiografía cifrada y la escritura se convierte en vuelo y liberación.

Su estética y su ética vital están más cerca de lo dionisíaco que de lo apolíneo. Y si la sorpresa le une a la vanguardia, su imaginación es barroca. Por eso en el fondo de sus textos están siempre el desengaño, la temporalidad, la escenografía. Porque todo eso también es el Barroco.

En Jardín del Unicornio, como en buena parte de la obra de Pérez Estrada, lo invisible se convierte en objeto del saber y la imaginación se reivindica como una forma superior de conocimiento.

Y, como en buena parte de su obra, también al fondo de este jardín están el dolor y la melancolía, depurados por la palabra, suavizados por la analogía del reflejo y contenidos por la conciencia artística del poeta, por su ímpetu visionario y por la potencia natural con la que brota y fluye su prosa, ese otro espejo en el que se difuminan las aristas del dolor.

Santos Domínguez

2/2/12

Guía de la novela y el cine negros


Mariano Sánchez Soler.
Anatomía del crimen.
Guía de la novela y el cine negros.

Reino de Cordelia. Madrid, 2011.

Reino de Cordelia publica una guía completa del género negro en la narrativa y en el cine preparada por un experto en la materia. Mariano Sánchez Soler une a sus condición de novelista la de teórico de este tipo de narraciones verbales o visuales en cuyo origen hay un crimen, un cadáver, la búsqueda del quién y la reconstrucción del cómo. Y un secreto cuyas claves sostienen el relato.

Con abundantes ilustraciones de portadas de libros y carteles cinematográficos representativos del género, Anatomía del crimen presenta una visión panorámica de la narración policiaca y propone un mapa para recorrer un paisaje a veces opaco y opresivo que habla del subsuelo y de la violencia, de la realidad social y de la conciencia individual.

Un panorama que va de lo internacional a lo nacional, de Chandler y Hammet a Andreu Martín, González Ledesma o Vázquez Montalbán, de Marlowe a Plinio o a Pepe Carvalho y de la literatura a la cinematografía, para ofrecer un completo análisis de sus claves sociales y temáticas y para sugerir una lista amplia de títulos de libros y películas que forman parte del canon del género. Son las lecturas negras como el abismo y las adaptaciones cinematográficas de una narrativa ambivalente para leer y para ver.

Santos Domínguez

1/2/12

Una educación libertina


Jean-Baptiste del Amo.
Una educación libertina.
Traducción de Lydia Vázquez Jiménez.
Cabaret Voltaire. Barcelona, 2011.

París, ombligo mugriento y apestoso de Francia. El sol, suspendido en el cielo como un ojo de cíclope, lanzaba sobre la ciudad un calor incorruptible, una sequedad sofocante. La fiebre fundía sobre París como cera espesa, ardiente, transformaba los cuartuchos bajo los tejados en infiernos, penetraba por la estrechez de los callejones, saturaba rezumante cada vena y cada arteria, desecaba fuentes y estancaba el vacío de las plazas en el aire tembloroso de los patios nauseabundos.

Con esa fuerza descriptiva y esa potencia evocadora comienza Una educación libertina, la obra con la que Jean-Baptiste del Amo (Toulouse, 1981) ganó el Premio Goncourt 2009 a la primera novela y que acaba de publicar Cabaret Voltaire con una admirable traducción de Lydia Vázquez Jiménez.

Ambientada en el París del XVIII -el siglo contradictorio de la educación y el libertinaje- y protagonizada por Gaspard, un ambicioso muchacho que llega a aquel ombligo mugriento y apestoso de Francia en busca de fortuna, es una excelente novela de formación.

Con el telón de fondo de un París evocado en la reconstrucción de sus olores y sus ambientes desde un eje central de referencia -el Sena y la simbología social de sus dos orillas-, esta es la historia de un arribista, de su ascensión social y su desgracia definitiva.

En su ambicioso y brillante desarrollo conviven las luces y sombras, lo carnal y lo filosófico, el refinamiento y la depravación, el sexo y la muerte a través del hilo conductor de un antihéroe errante en busca de fortuna y en constante huida de su pasado miserable.

Pero esta es también la historia de una degradación personal, la recreación perversa de una educación sentimental sobre el telón de fondo de un París recreado asombrosamente con la fuerza de la imaginación, porque Del Amo no conoció la capital del Sena hasta después de escribir esta novela.

Casanova, Sade, Flaubert, Balzac, Zola o Süskind son algunas de las fuentes de las que bebe esta narración ambientada en una época en la que el libertinaje era tanto un comportamiento como una ideología, tanto una ética como una estética.

Una novela histórica excepcional por la calidad de su escritura, por la potente capacidad de sugerencia que tienen sus descripciones de una ciudad ruidosa y nauseabunda y por la dimensión intemporal de su trama.

Santos Domínguez