17/3/12

Cabrera Infante. El cronista de cine


Guillermo Cabrera Infante.
Obras completas I.
El cronista de cine.
Edición y prólogo de Antoni Munné.
Galaxia Gutenberg. Círculo de Lectores.
Barcelona, 2012.

Un espléndido prólogo de Antoni Munné –Retrato del crítico como ente de ficción- presenta El cronista de cine, el volumen que abre la edición de las obras completas de Guillermo Cabrera Infante en Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.

Es un impresionante volumen de más de mil quinientas páginas que recogen la ingente producción de Cabrera Infante como crítico de cine en un tomo que tiene como eje Un oficio del siglo XX, el libro que recopiló una selección de las críticas que firmó con su acrónimo G. Caín y organizó en seis secciones: desde el Retrato del crítico cuando Caín hasta el Requiem por un alter ego.

Acrónimo y alter ego en el que se desdobla el novelista cubano, que une en estos textos vida y ficción, cine y literatura en un juego de espejos que constituye uno de los momentos más altos de su creación literaria.

Unos textos que hablan de películas, actores y directores, pero además trazan la autobiografía vital, sentimental e intelectual de quien tuvo su primera experiencia del cine con menos de un mes, y dibujan el autorretrato estético y ético de quien empezó firmando sus críticas cinematográficas impersonales como el cronista, porque se sentía más cronista que crítico, y declaraba que entre los libros y la vida siempre he escogido el cine, al que dedicó libros como Un oficio del siglo XX, Cine o sardina y Arcadia todas las noches.

Críticas, reportajes, crónicas y entrevistas son las modalidades genéricas a las que responden los artículos de El cronista de cine. Varios centenares de ellos, escritos entre 1954 y 1960 para Carteles, no habían sido recogidos en libro y permanecían desperdigados e inencontrables. Son dos tercios del volumen, más de mil páginas que agrupan ahora –entre el blanco y negro y el technicolor- en la sección El cine según G. Caín reseñas brillantes como El día de Laughton, Kafka y Hitchcock o Freud y Wagner van al oeste; crónicas y reportajes sobre Hemingway, obituarios como el dedicado a Bogart (Un actor hace mutis) y entrevistas impagables como las que hizo a Brando, a Cantinflas o a Buñuel.

Dos utilísimos índices, uno de películas citadas y otro onomástico, completan con brillantez este inmejorable comienzo de la recuperación de quien es ya un clásico contemporáneo, un maestro de la lengua y un genio de la narrativa que nos prestó su mirada y nos dejó textos memorables sobre La Habana, la vida, la literatura y el cine.

Santos Domínguez