20/1/13

El palacio de Liria

Varios autores.
El palacio de Liria.
Atalanta. Gerona, 2012.

El Palacio de Liria es, después del Palacio Real, el edificio particular de Madrid más importante del siglo XVIII, escribe Jacobo Siruela en el prólogo del volumen sobre el palacio de Liria que publica Atalanta.

Por sorprendente que pueda parecer, es la primera vez que se publica un libro sobre el palacio. La arquitectura, el jardín, los cuadros y los tapices, los libros y los manuscritos se abordan por distintos especialistas en siete capítulos apoyados en un espléndido material gráfico.

Tras el apartado inicial, en el que Jacobo Siruela relata la historia de la casa de Alba desde el siglo xv, Carlos Sambricio, experto en la arquitectura española de la Ilustración, firma el apartado dedicado al diseño, la importancia y la singularidad del edificio, del que William Beckford decía en 1787, dos años después de su construcción, que  era el más espléndido de Madrid.

Mónica Luengo, estudiosa de la historia y la restauración de jardines, realiza aquí la primera investigación histórica del jardín del palacio desde su trazado dieciochesco hasta la remodelación de Forestier en 1916.

De la pinacoteca de Liria, con una notable colección de cuadros y tapices de las escuelas italiana, flamenca y española –Fray Angélico, Tiziano, Rembrandt, Rubens, Brueghel, Ribera, Murillo, Velázquez o Goya–, resultado de tres siglos de coleccionismo aristocrático, se encarga Fernando Checa Cremades.

José Manuel Calderón, bibliotecario del palacio, escribe una nota sobre los fondos documentales de la biblioteca –con una Biblia miniada del siglo xv- y el archivo, donde se conservan expuestos en una vitrina los diarios de a bordo de Cristóbal Colón o el testamento autógrafo de Felipe II.

Finalmente, tras un texto de José-Francisco Yvars sobre la memoria y la evolución de la colección familiar, cierra el volumen un reportaje fotográfico de Javier Salas, con un recorrido visual que permite apreciar los cuadros en su distribución actual por los salones del palacio de Liria, un pozo inagotable –señala Jacobo Siruela- de historia y cultura.
Santos Domínguez