19/5/14

Chantal Maillard. La baba del caracol


Chantal Maillard.
La baba del caracol.
Vaso Roto Cardinales. Madrid, 2014.

En su cuidada colección de bolsillo Cardinales, Vaso Roto publica La baba del caracol. Cinco apuntes sobre el poema como señala el subtítulo de este conjunto de ensayos breves en los que Chantal Maillard reflexiona sobre la poesía y el conocimiento desde la hondura y la sensibilidad y con una prosa intensa y llena de sutileza y matices.

¿Qué significa crear? ¿Qué cometido tiene el poema? ¿Qué cometido tienen las artes actualmente? /.../ ¿Qué se espera de ellas? ¿Qué esperamos del poema?

A responder a esas preguntas que se suceden en el primero de los ensayos aspira el conjunto de estos textos en los que conviven la hondura del ensayo con el voltaje poético de la palabra.

Mediador de revelaciones, arquitecto de la realidad o receptor que escucha la música secreta del poema, el papel del poeta responde a la varia condición que Chantal Maillard explora en las tipologías –ermitaño, araña, erizo- de la Pequeña zoología poemática y en la traza que deja la baba del caracol, el otro que somos todos bajo las hojas de acanto. El saber no sabido por el mí, sólo adivinado, y en la traza, reconocido.

¿No resuena ahí el eco del no saber sabiendo sanjuanista y de la razón poética de María Zambrano y su búsqueda del centro?

Un centro que en este volumen lo ocupa El pájaro, siete variaciones sobre poesía y pensamiento que están a la altura de las reflexiones de José Ángel Valente sobre las relaciones entre pensamiento y poesía, entre la delimitación que acota la realidad y la transgresión de sus límites, porque la palabra que traspasa los cercos es palabra bereber: importa y exporta, agita lo conocido. La comprensión es el resultado de esa agitación.

Destilados en sus páginas, leves y densas a un tiempo, laten siglos de cultura, de creación y reflexión, de poesía y filosofía y completan un libro lleno de revelaciones e intuiciones, un libro luminoso que contiene, más que el mundo, una forma de entenderlo con la verticalidad arbórea del pensamiento y la horizontalidad expansiva del poema, en textos como este:

Abertura en el tiempo. Brecha sobre el afuera.
Allí donde, a veces, el poema.
Lo que el pájaro bebe en la fuente 
y no es el agua.

Y una última pregunta, ahora con respuesta:

¿Y el poema? ¿Dónde se sitúa el poema? Donde el pájaro, por supuesto. /.../ El poema es lo que bebe el pájaro.

Santos Domínguez