8/6/16

Carlos Fidalgo. Septiembre negro


Carlos Fidalgo.
Septiembre negro. 
Edhasa-Castalia. Barcelona, 2016.

Entre la fuerza de la crónica deportiva y el enfoque narrativo de un autor dueño de una técnica solvente y una prosa eficaz, los veintiocho relatos de Septiembre negro, con los que Carlos Fidalgo obtuvo el XXV Premio Tiflos de Cuento, tienen como hilo conductor las figuras reales de distintos atletas en distintas ediciones de los Juegos Olímpicos.

Cruzan por estas páginas también un boxeador gitano, un ciclista caído en el asfalto, una gimnasta niña y deslumbrante, algún nadador con bigote, pero hay sobre todo corredores: alguno tan ligero que parece despegarse de su sombra, otro que corre para ser él mismo, otro que compite contra los demás, pero sobre todo contra sí mismo; otro que galopa como un iluminado hasta quedarse sin aliento.

Zatopek y Mariano Haro, el duelo de Ovett y Coe, el vuelo de Bob Beamon en el Estadio Azteca; los guantes negros de dos atletas en el podium; Jesse Owens, el nieto de un esclavo negro que humilló a Hitler en los Juegos Olímpicos de Berlín… 

Son algunos de los protagonistas de estos relatos, atletas que compiten contra otros atletas, pero también contra sí mismos y contra sus propias sombras a base de fuerza de voluntad y de capacidad de superación de las adversidades del destino.

Hay algo en ellos de los héroes clásicos que festejaron los epinicios, pero también un lado oscuro, trágico y humano, que los hace frágiles y vulnerables. 

Con la resistencia de las distancias largas o la potencia explosiva de los velocistas, entre el atleta de diseño y el provocador o el marginal, sus vidas y sus carreras transcurren en épocas y lugares muy distintos: Múnich, 1972; París, 1924; Moscú, 1980; México, 1968; Berlín, 1936; Roma, Montreal, Seúl, Melbourne…; pero hay mecanismos de cohesión como la profunda unidad de tono que armoniza estos relatos, conectados entre sí por temas, por personajes que pasan de unos textos a otros o por la presencia frecuente de la muerte.

Y frente a la variedad de perspectivas y enfoques narrativos, otro elemento de vertebración del libro: la estructura circular que enmarca el conjunto mediante la relación entre el primer relato y el último, donde se produce un simbólico relevo de la llama olímpica por el hijo de Prefontaine, el protagonista del cuento que abre el volumen.

Tres de los relatos abordan el secuestro de once atletas israelíes que murieron en el asalto para rescatarlos por parte de la policía alemana en Múnich en aquel Septiembre negro en la Villa Olímpica que da título al conjunto.  

Santos Domínguez